CDMX, 23 de noviembre del 2022.- El esqueleto de un mono araña fue utilizado como un regalo estratégico para fortalecer el enlace diplomático entre dos civilizaciones del México antiguo, identificó una investigación científica de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
La Plaza de las Columnas de Teotihuacán, asentamiento civilizatorio ubicado en las actuales inmediaciones de la Ciudad de México,, albergaba el esqueleto de este animal calificado por la investigación como carismático.
La civilización maya habría obsequiado el animal a los teotihuacanos para fortalecer vínculos entre estas dos grandes regiones de la Mesoamérica Clásica, distingue la investigación firmada por Nawa Sugiyama, del Departamento de Antropología de la Universidad de California en Riverside, junto a otros ocho especialistas.
«Nosotros sugerimos un modo más multilateral de intercambio ritual que precedió el eventual ascenso del Estado teotihuacano a la prominencia anterior al involucramiento militarista epigráficamente atestiguado en la política local maya», señalaron los investigadores.
«Un estudio arqueométrico multimetódico del mono araña sacrificado en Teotihuacán provee la más temprana evidencia del cautiverio de primates y su translocación en las Américas hace más de 1.500 años», abundaron.
El trabajo expone que el estudio de arqueometría (que considera factores datación de radiocarbono y zooarqueologíca, análisis isotópico, de ADN antiguo, paleobotánica) analizó los restos del primate, interpretados como un gesto diplomático.
El animal fue sacrificado hacia los años 250 0 300 de nuestra era y no sólo provee información de los primeros cautiverios de primates en Mesoamérica, apunta el estudio, sino también de las relaciones diplomáticas entre civilizaciones mexicanas antiguas, por lo que los analistas figuran un periodo de intercambio ritual fluido y multilateral entre dignatarios mayas que fue anterior al ascenso político y cultural de Teotihuacán, que terminó siendo una de las ciudades más importantes del continente y antecedió al esplendor de Tenochtitlán, asentamiento del que deriva la actual Ciudad de México.
Tal como sucedió con un intercambio de pandas en 1972 entre China y Estados Unidos, destaca la investigación, el intercambio de obsequios entre Estados ha sido un mecanismo social histórico para fortalecer vínculos sociopolíticos y negociar posiciones, como mostraría este mono araña.
Las culturas maya y teotihuacana establecieron una intensa interacción e influencia mutua sin perder sus diferenciaciones lingüísticas y culturales, apunta el estudio.
«Dado que es imposible estudiar cada cultura de manera aislada y la naturaleza de su intercambio contribuye a nuestra comprensión de la Antigüedad Clásica en amplitud, los estudios sobre la interacción teotihuacana y maya aporta aspectos de cada región cultural así como de la Mesoamérica clásica en líneas generales», señala el equipo antropológico.
El estudio permitió a los especialistas identificar que si bien la fuerza política teotihuacana procuró un mayor involucramiento militar en los asuntos mayas, fueron estos últimos quienes establecieron el inicio de las relaciones mediante el obsequio de un mono araña como una curiosidad exótica e insólita a las autoridades de Teotihuacán.