El incremento alarmante de hackeos a sistemas GPS de aviones ha encendido las alarmas en el sector de la aviación. Según un informe del organismo asesor OPS Group, el «GPS Spoofing» o suplantación de identidad en GPS, ha aumentado un 400% en tan solo el segundo trimestre de 2024, afectando a miles de vuelos en zonas de conflicto y poniendo en riesgo la seguridad de los pasajeros.
Este tipo de ciberataque implica el envío de señales de GPS falsas a una aeronave, lo que puede provocar que las tripulaciones interpreten incorrectamente su posición real. Aunque no se ha reportado que estos ataques provoquen choques de aeronaves directamente, los expertos advierten que pueden generar confusión y desencadenar situaciones peligrosas en pleno vuelo.
Entre enero y marzo de 2024, aproximadamente 200 vuelos diarios reportaron alteraciones en sus coordenadas de GPS debido a estos ataques. Sin embargo, esta cifra se disparó a 900 vuelos diarios entre abril y junio, alcanzando hasta 1,350 aeronaves afectadas en los días con mayor actividad de hackeo.
El fenómeno ha sido particularmente notorio en zonas de conflicto como Irak, Egipto, Israel, y más recientemente, en áreas como el Mar Negro, Chipre y la frontera entre Corea del Sur y Corea del Norte. Incluso Rusia ha visto un incremento significativo en estos incidentes.
El experto en ciberseguridad Ken Munro, de la firma Test Partners, explicó que más allá de desorientar la posición de los aviones, el hackeo de GPS afecta los sistemas de tiempo a bordo, lo que puede llevar a situaciones tan graves como la pérdida de acceso a sistemas encriptados de comunicación. Un incidente reciente, según Munro, dejó a un avión comercial en tierra por semanas, hasta que sus sistemas pudieron ser restablecidos manualmente.
Aunque por ahora no se han registrado accidentes graves como resultado de estos hackeos, la creciente frecuencia de los ataques y su expansión geográfica plantean serias preocupaciones para el futuro de la aviación civil. La comunidad internacional deberá tomar medidas urgentes para proteger los sistemas de navegación aérea y evitar que estos ciberataques escalen a incidentes más serios.