La vida en Guayaquil, la segunda ciudad más importante de Ecuador, no es nada fácil. El temor a perder la vida por una bala perdida, un asalto o un atentado marca la rutina de sus habitantes.
Las personas reducen los horarios de sus actividades y a partir de las 12 del mediodía las calles están desiertas en algunos barrios de esta occidental ciudad ecuatoriana, porque la inseguridad se siente a plena luz del día y trabajar se ha vuelto muchas veces en una forma más de arriesgar la vida, contóla activista social Shirley Aldanás, de 35 años, quien vive en uno de los barrios más peligrosos, Guasmo Sur.
Los comerciantes, mientras tanto, son objeto de amenazas de bandas criminales y prefieren reducir el horario de atención de sus locales para no correr riesgos.