Por Juan Pablo Ojeda
El secretario general del Gobierno de Sinaloa, Feliciano Castro Meléndrez, descalificó el reportaje publicado por The New York Times (NYT) a finales de diciembre de 2024, en el que se afirmaba que un laboratorio clandestino en Culiacán, Sinaloa, estaba produciendo fentanilo. Durante una conferencia de prensa, Castro Meléndrez calificó el artículo como un «montaje», argumentando que carecía de sustento y no reflejaba la realidad de las condiciones de producción de este opioide sintético.
El reportaje, firmado por las periodistas Natalie Kitroeff y Paulina Villegas, relataba la visita a un supuesto laboratorio clandestino donde se elaboraba fentanilo. En la investigación, se observaba a dos “cocineros” trabajando con medidas de protección mínimas, como un cubrebocas quirúrgico y un pasamontañas, lo que, según expertos, pondría en peligro la vida de quienes manipulan los químicos debido a la altísima toxicidad del fentanilo.
Irregularidades en el reportaje
El director general del IMSS Bienestar, Alejandro Svarch Pérez, fue uno de los primeros en señalar las irregularidades del reportaje. Durante la conferencia matutina encabezada por Claudia Sheinbaum, Svarch Pérez explicó que las medidas de protección eran insuficientes para manipular los ingredientes utilizados en la síntesis del fentanilo. Afirmó que si realmente se estuviera fabricando fentanilo en esas condiciones, las personas involucradas habrían quedado expuestas a los vapores letales del opioide, lo que les habría provocado la muerte en cuestión de segundos.
«Si fuera fentanilo lo que se estuviera produciendo en ese laboratorio, la persona hubiese caído fulminada en 30 segundos», aseveró Svarch Pérez. Con base en estos comentarios, Castro Meléndrez respaldó la postura oficial y reiteró que el reportaje carecía de validez técnica y científica.
Tolerancia letal y condiciones de trabajo en «cocinas domésticas»
El reportaje de The New York Times también mencionaba que los supuestos «cocineros» del fentanilo en Culiacán tenían una “tolerancia” a los productos químicos debido a su exposición constante. Sin embargo, Svarch Pérez refutó esta afirmación, indicando que no existe evidencia científica que respalde la existencia de una «tolerancia letal» a los compuestos químicos utilizados en la producción de fentanilo. Aseguró que este tipo de sustancias requieren equipos de protección especializados y laboratorios con sistemas de ventilación adecuados, no una cocina doméstica, como se presentaba en el reportaje.
El secretario general del Gobierno de Sinaloa subrayó que, aunque se trataba de un reportaje cuestionable, la administración estatal continúa trabajando arduamente en la estrategia de seguridad para prevenir la producción y comercialización de drogas sintéticas en el estado. Reconoció los retos en la lucha contra el crimen organizado y la producción ilícita de drogas, pero destacó el compromiso del gobierno en su intervención.
Conclusión
A pesar de las afirmaciones de The New York Times sobre la existencia de un laboratorio clandestino en Sinaloa, el gobierno de este estado insiste en que las condiciones reportadas no son realistas ni científicamente válidas. Las autoridades locales, en coordinación con los niveles federales de seguridad, continúan trabajando para erradicar la fabricación y distribución de fentanilo en México, así como la violencia y el crimen organizado asociados a este fenómeno.