General Motors ya puso la mira en la cúspide del automovilismo. La Federación Internacional del Automóvil (FIA) aprobó oficialmente que la icónica marca estadounidense fabrique su propio motor para competir en la Fórmula 1 a partir de la temporada 2029. Con esto, GM se suma al reducido grupo de fabricantes que desarrollan unidades de potencia en la máxima categoría del automovilismo mundial.
La nueva división, llamada GM Performance Power Units, trabajará en colaboración con TWG Motorsports para crear el motor que impulsará al equipo Cadillac, el cual debutará oficialmente en la parrilla el próximo año. Hasta que los motores propios estén listos, Cadillac usará unidades Ferrari como solución temporal.
“Con esta aprobación de la FIA, continuaremos acelerando nuestros esfuerzos para llevar a la parrilla una unidad de potencia de F1 fabricada en Estados Unidos”, explicó Russ O’Blenes, director general de GM Performance Power Units.
¿Dónde se desarrollarán los motores?
General Motors anunció que abrirá una instalación especializada cerca de Charlotte, Carolina del Norte, en 2026. Este lugar será clave para el diseño, desarrollo y pruebas de su nueva unidad de potencia que deberá cumplir con las nuevas regulaciones de sostenibilidad y eficiencia que la F1 implementará para finales de esta década.
¿Por qué es importante?
El ingreso de GM representa un movimiento estratégico en varios frentes: por un lado, muestra el interés renovado de las marcas estadounidenses en la F1, una categoría que ha ganado terreno en América gracias a eventos como el GP de Miami, Austin y Las Vegas. Por otro, introduce más competencia tecnológica en una era que busca reducir emisiones sin sacrificar velocidad.
Además, Cadillac se convertirá en la primera marca estadounidense con motor propio en la F1 moderna, una apuesta ambiciosa para reposicionar la ingeniería americana en uno de los escenarios más exigentes del deporte.
El proyecto también tiene un fuerte componente simbólico: regresar a la parrilla con un motor fabricado en EE. UU. es una declaración de intenciones frente al dominio europeo en este terreno. Y si todo sale bien, 2029 podría marcar el comienzo de una nueva era para el automovilismo norteamericano.