Es la segunda causa de ceguera en el mundo, pero su desarrollo puede ocurrir de forma discreta, sobre todo, en pacientes con diabetes.
El glaucoma es un trastorno crónico, progresivo y degenerativo que produce daños irreversibles a la capacidad visual.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explica que se presenta esta enfermedad cuando se acumula humor acuoso en la parte delantera del ojo. Ese líquido excedente genera presión en el glóbulo ocular hasta dañar el nervio óptico y provocar discapacidad visual o hasta ceguera total.
Se trata de un padecimiento que desarrollan pacientes diabéticos, quienes muchas veces comienzan a perder la vista sin haberlo advertido tiempo antes.
«De acuerdo con la Fundación para la Investigación del Glaucoma, por ser una patología asintomática, es difícil su detección en las fases iniciales, hasta que se encuentra avanzada. Se calcula que 50% de quienes la padecen lo desconoce», advierten expertos de la UNAM.
«No existe cura para el glaucoma, pero se puede tratar para detener su progresión, de ahí la importancia de detectarla a tiempo, cuando las implicaciones aun no tienen significancia en la calidad visual y de vida del paciente», asegura Ana Laura Martínez Rodríguez, académica de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León de la UNAM.
Considerado por muchos países de América Latina como un problema de salud pública, el glaucoma puede prevenirse o resultar menos dañino si la gente tiene el hábito de acudir al oftalmólogo cada año, sobre todo si se trata de personas con niveles altos de glucosa.
La presión intraocular alta es uno de los factores de riesgo que más se asocian a este trastorno, por lo cual el único factor sobre el que se puede incidir para controlarlo es prescribiendo medicamentos para bajar la presión del ojo, explica el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Este 12 de marzo se celebra el Día Mundial del Glaucoma con el objetivo de promover campañas de prevención e información para evitar que más personas desarrollen ceguera parcial o total.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 1.300 millones de personas viven con algún tipo de deficiencia visual. De todas ellas, al menos 1.000 millones de casos pudieron haberse evitado.
«Entre esos 1,000 millones de personas se encuentran las que padecen un deterioro moderado o grave de la visión distante o ceguera debido a errores de refracción no corregidos (88,4 millones), cataratas (94 millones), glaucoma (7,7 millones), opacidades corneales (4,2 millones), retinopatía diabética (3,9 millones) y tracoma (2 millones), así como deterioro de la visión cercana causado por presbicia no corregida (826 millones)», concluye la OMS.