Un reciente trabajo científico liderado por Martín López Corredoira, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), ha descubierto que algunas galaxias masivas y lejanas parecen ser más viejas de lo que predice la cosmología estándar. Este hallazgo, publicado en la revista The Astrophysical Journal, se basa en datos obtenidos por el telescopio espacial James Webb, y podría desafiar nuestra comprensión actual del Universo.
El análisis de las galaxias que existían cuando el Universo tenía solo entre un 4% y un 5% de su edad actual, según el modelo cosmológico predominante, ha revelado que estas galaxias podrían tener poblaciones estelares de entre 900 y 2.400 millones de años. Esto implicaría que sus estrellas se formaron varios cientos de millones de años antes del Big Bang, una idea que resulta desconcertante para muchos astrónomos y cosmólogos.
De acuerdo con el modelo cosmológico estándar, la edad del Universo es de unos 13.800 millones de años. Sin embargo, las edades estimadas para estas galaxias sugieren que deberían ser incluso más jóvenes que unos 300 millones de años en promedio, una suposición que este estudio descarta con una probabilidad mayor del 99,97%. Este fenómeno ha sido denominado el «problema de las galaxias increíblemente tempranas».
Martín López Corredoira señala que estos resultados podrían indicar la necesidad de considerar cosmologías no estándar. Aunque las conclusiones del estudio son preliminares y se basan en varias aproximaciones en astrofísica estelar y modelos de extinción por polvo, el investigador insiste en que se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos.
El estudio menciona modelos cosmológicos alternativos, como el “Rh=ct” o “masa activa cero” propuesto por Fulvio Melia, que suponen un Universo en expansión con un comienzo y características similares al modelo estándar, pero con una expansión de ritmo constante. Según este modelo, la edad del Universo en que se observan estas galaxias sería de unos 1.500 millones de años, lo que podría resolver el enigma planteado.
Este trabajo, basado en datos del telescopio espacial James Webb y operado por NASA, ESA y CSA, abre nuevas interrogantes sobre la formación y evolución de las galaxias en el Universo temprano.