Por Bruno Cortés
En la alcaldía Cuauhtémoc, los residentes enfrentan un problema crónico que las autoridades no han logrado resolver: los franeleros, también conocidos como «viene-viene», imponen cobros abusivos y actos de violencia que afectan la vida diaria. En colonias como Roma, Condesa, Doctores y Morelos, los ciudadanos reportan tarifas exorbitantes de hasta 200 pesos por estacionarse en la vía pública, acompañadas de amenazas como rayones en los autos o llantas ponchadas para quienes se niegan a pagar. «Si no les das dinero, te hacen la vida imposible», expresa un habitante de Morelos, reflejando la frustración generalizada.
El abuso no se limita a los cobros. Los franeleros bloquean calles con cubetas, botes y cajas, apropiándose del espacio público y generando caos vial, especialmente en zonas densas. En áreas como Peralvillo y Santa María la Ribera, se exigen tarifas mínimas de 100 pesos, mientras que en Roma y Condesa el hostigamiento y la extorsión son una constante. «Es un abuso tras otro, y nadie hace nada que dure», lamenta un vecino de Juárez.
Violencia como norma
La situación escala con actos de violencia que siembran temor entre los residentes. Una mujer en Morelos fue sometida por no pagar a una franelera, un incidente que conmocionó a la comunidad. Aunque no siempre se llega a estos extremos, el miedo es cotidiano. «Sales con miedo de que te enfrenten o te dañen el coche», asegura un habitante de Doctores. En Santa María la Ribera, los franeleros actúan como si fueran dueños de la calle, aumentando la sensación de impotencia entre quienes pagan impuestos sin ver soluciones efectivas.
Insuficiencia de las acciones de Alessandra Rojo de la Vega
A pesar de los esfuerzos de la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, quien ha aplicado la Ley de Cultura Cívica para combatir este problema, las medidas han sido claramente insuficientes. Desde octubre de 2024, se han realizado 206 detenciones de franeleros, con operativos que incluyen un máximo de 82 arrestos en diciembre y 15 en Buenavista y Obrera en enero de 2025. Sin embargo, estos esfuerzos son percibidos como soluciones temporales. En Peralvillo, los cobros reaparecen días después de los operativos, y en Doctores, tras la remisión de 9 personas en abril de 2025, el problema resurgió casi de inmediato. «Es un juego del gato y el ratón», resume un residente, subrayando la falta de impacto duradero.
El Operativo Diamante remasterizado, lanzado en enero de 2024 para prohibir a los franeleros en Roma y Condesa, generó esperanzas, pero los resultados son inconsistentes. Aunque algunas calles han visto una leve mejoría, en otras el problema persiste sin control. Los mismos franeleros y sus cubetas reaparecen tras cada intervención, dejando claro que las acciones de Rojo de la Vega no han atacado la raíz del conflicto. «Pagamos impuestos para vivir tranquilos, no para esto», reclama un vecino de Santa María la Ribera.
Exigencia de soluciones reales
Mientras la jefa de gobierno, Clara Brugada, plantea regularizar a los franeleros, y Rojo de la Vega insiste en castigarlos, los ciudadanos exigen una solución definitiva que vaya más allá de promesas y operativos fallidos. «No queremos más medidas que no sirven; queremos que se acabe», insiste un habitante de Juárez. La combinación de cobros excesivos, violencia y la toma de espacios públicos ha dejado a los residentes de Cuauhtémoc atrapados en una realidad de abandono, donde las acciones oficiales, especialmente las de Alessandra Rojo de la Vega, no logran devolverles la tranquilidad que merecen.