Florida, EE.UU. a 21 de enero 2025.- La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ha traído consigo tensiones para la relación bilateral entre México y Estados Unidos. En su discurso inaugural, el presidente reiteró su compromiso con la doctrina “Make America Great Again”, señalando a México como un punto clave de su narrativa.
Entre sus primeras acciones, Trump anunció la designación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas y declaró una emergencia nacional en la frontera sur para evitar la migración hacia su país. Además, desató polémica al anunciar su intención de cambiar el nombre del Golfo de México al “Golfo de América”, argumentando que este cambio no solo suena mejor, sino que también simboliza la grandeza de Estados Unidos.
Aunque esta medida aún no es oficial, ya ha generado reacciones tanto en territorio mexicano como estadounidense. Ron DeSantis, gobernador de Florida, fue uno de los primeros en secundar la propuesta de Trump. En un comunicado oficial relacionado con una orden ejecutiva por un frente frío que afecta al estado, DeSantis adoptó el término “Golfo de América” en lugar de “Golfo de México”.
El texto del documento establece: “Un área de baja presión que se desplaza a través del Golfo de América, interactuando con aire ártico, traerá un clima invernal generalizado al norte de Florida…”. Esta acción, tomada incluso antes de que Trump firme una orden oficial al respecto, subraya el respaldo del gobernador hacia las decisiones del presidente y su alineación con la agenda de “grandeza americana”.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reaccionó con humor e ironía ante el anuncio de Trump y la acción de DeSantis. En su conferencia matutina del martes, Sheinbaum declaró: “Estados Unidos podrá llamarlo como quiera, pero para nosotros y para el mundo seguirá siendo el Golfo de México”. Además, aclaró que el decreto de Trump solo afecta a la plataforma continental estadounidense.
Aunque Trump ha firmado un decreto para iniciar el cambio de nombre, el proceso enfrenta varios obstáculos legales e internacionales. En Estados Unidos, la Junta de Nombres Geográficos (BGN) debe aprobar la propuesta, evaluando criterios de uso y aceptación local. No obstante, la opinión de países vecinos como México y Cuba también podría influir en la decisión final.
A nivel internacional, el nombre “Golfo de México” está reconocido por organismos como la Organización Hidrográfica Internacional. Aunque no existe un protocolo formal para renombrar cuerpos de agua compartidos, cualquier intento de cambio requeriría negociaciones diplomáticas complejas.
Por ahora, el decreto de Trump solo tendría efecto en mapas oficiales de Estados Unidos. Sin embargo, la discusión refleja las tensiones políticas entre ambos países y la importancia simbólica del Golfo de México como un espacio compartido.