El FBI ha confirmado que no existe conexión entre los recientes ataques en Nueva Orleans y Las Vegas. Las autoridades descartan animosidad hacia el presidente electo Donald Trump y consideran que factores personales y psicológicos impulsaron los incidentes.
El FBI ha descartado cualquier vínculo entre el atentado en Nueva Orleans, que dejó 14 muertos y decenas de heridos, y la explosión en Las Vegas que hirió a siete personas. Durante una conferencia de prensa, las autoridades informaron que no hay evidencia que relacione ambos incidentes, más allá del uso coincidente de autos de alquiler, Airbnb y el servicio militar.
En Nueva Orleans, Shamsud-Din Jabbar, un veterano del Ejército de Estados Unidos, embistió con una camioneta a una multitud que celebraba el Año Nuevo, dejando 14 muertos y decenas de heridos. Jabbar, quien afirmó haberse afiliado al Estado Islámico, fue abatido por la policía en el lugar.
Por otro lado, en Las Vegas, Matthew Livelsberger, un miembro activo de las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos, se disparó en la cabeza dentro de un Tesla Cybertruck cargado con fuegos artificiales y bidones de combustible para campamento, poco antes de que el vehículo explotara fuera de la entrada del Hotel Internacional Trump. Livelsberger no sentía animosidad hacia Donald Trump y probablemente sufría de trastorno de estrés postraumático.
Una nota encontrada en el teléfono de Livelsberger describía sus quejas y decía: «Esto no fue un ataque terrorista, fue una llamada de atención, y necesitaba limpiar mi mente de los hermanos que he perdido y aliviarme de la carga de las vidas que tomé». Las autoridades consideran que factores personales y psicológicos impulsaron su acción.
El FBI continúa investigando ambos casos, pero hasta ahora no ha encontrado evidencia que vincule los dos ataques. Las autoridades han enfatizado que los incidentes parecen ser actos aislados motivados por problemas personales y no por una animosidad hacia el presidente electo.