Por Juan Pablo Ojeda
Un reciente informe interno del Servicio Secreto de EE.UU. ha puesto en evidencia fallos significativos en la seguridad de la agencia, lo que llevó a un atentado contra el expresidente Donald Trump en julio pasado, en el que resultó herido en una oreja. La revisión, impulsada por las críticas al manejo del incidente, destaca la incapacidad de los agentes encargados de la seguridad de Trump para comunicarse efectivamente con la policía local durante un mitin en Butler, Pennsylvania.
El informe señala que los agentes no solo carecían de la capacidad técnica para coordinarse con las autoridades locales, sino que también no pudieron detectar drones el día del evento. Además, no hubo un plan claro sobre cómo proteger el complejo de almacenes que rodeaba el lugar del mitin. El 13 de julio, un joven de 20 años logró disparar desde un tejado a aproximadamente 140 metros de Trump, aunque estaba fuera del perímetro de seguridad. El atacante fue abatido por el Servicio Secreto, pero el incidente dejó a la agencia bajo un intenso escrutinio.
Tras el ataque, Kimberly Cheatle, la directora del Servicio Secreto, renunció, calificando el atentado como “el fallo operativo más significativo del Servicio Secreto en décadas”. La presión aumentó aún más después de que, recientemente, Trump también estuviera en riesgo de un segundo intento de asesinato mientras jugaba al golf en Florida. Un hombre armado con un rifle AK-47 fue avistado merodeando la zona, pero la intervención oportuna del personal de seguridad evitó que se produjeran disparos.
Ronald Rowe, el actual director en funciones del Servicio Secreto, aseguró en una rueda de prensa que Trump está recibiendo “el nivel más alto de protección posible”, similar al que tiene el presidente Joe Biden. En el campo de golf de Trump en West Palm Beach, se implementaron medidas de contra francotiradores y un equipo de respuesta rápida para mitigar cualquier amenaza.
Ante estos incidentes, tanto el presidente Biden como otros líderes han exigido más fondos para el Servicio Secreto. En respuesta, la Cámara de Representantes aprobó por unanimidad una legislación urgente que aumentaría la protección del Servicio Secreto para los candidatos presidenciales, incluyendo a Trump y a la vicepresidenta Kamala Harris. El proyecto de ley, que aún debe ser aprobado en el Senado, busca garantizar que ambos reciban el mismo nivel de protección que el presidente Biden.
Este contexto pone de relieve la creciente preocupación por la seguridad de figuras políticas en EE.UU. y la necesidad de reforzar las capacidades del Servicio Secreto para enfrentar las amenazas contemporáneas.