Por Juan Pablo Ojeda

La noticia ha conmovido al mundo del cine. Gene Hackman, una leyenda de Hollywood de 95 años y ganador de dos premios Óscar, y su esposa, la pianista Betsy Arakawa, de 63 años, fueron encontrados muertos en su hogar en Santa Fe, Nuevo México, esta madrugada. La policía local ha confirmado el fallecimiento, aunque aún no se han revelado las causas exactas.

El sheriff del condado de Santa Fe, Adan Mendoza, dio la noticia a la prensa local, incluyendo el periódico Santa Fe New Mexican, donde se confirmó la muerte del actor y su esposa, además de su perro. A pesar de la tragedia, las autoridades han indicado que, por el momento, no hay indicios de que se trate de una muerte dolosa, aunque no se han detallado las circunstancias detrás del fallecimiento de la pareja.

Gene Hackman, nacido el 30 de enero de 1930 en San Bernardino, California, es recordado por su extraordinaria carrera en Hollywood. A lo largo de su vida, Hackman se consagró como uno de los actores más versátiles y respetados de su generación, obteniendo dos premios Óscar, uno por su papel en The French Connection (1971) y otro en Unforgiven (1992). Su talento y carisma en la pantalla lo convirtieron en uno de los nombres más importantes del cine estadounidense, participando en una variedad de géneros, desde thrillers hasta westerns.

Alejado del cine desde 2004, Hackman se dedicó a la escritura de novelas y la pintura, pasando sus últimos años en Santa Fe, Nuevo México, donde continuó cultivando su pasión por las artes. En diversas entrevistas, Hackman expresó que su vocación por la actuación comenzó en su niñez, influenciado por figuras como James Cagney y Errol Flynn, pero también fue profundamente marcado por la interpretación de Marlon Brando en A Streetcar Named Desire (1951). En los años 60, con 30 años, Hackman se formó en la Pasadena Playhouse de Los Ángeles, iniciando así su exitosa carrera en la industria del cine.

El fallecimiento de Hackman y su esposa marca el fin de una era en la historia del cine, dejando un vacío irremplazable en la memoria colectiva de los fanáticos del séptimo arte.