CDMX a 12 de agosto, 2024.- La reelección de Alejandro ‘Alito’ Moreno como dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha generado una fuerte polémica dentro de las filas del partido. A pesar de las controversias que rodean su liderazgo, Moreno fue ratificado para un nuevo periodo con el respaldo de 440 votos de los consejeros del partido. Sin embargo, esta decisión no fue bien recibida por algunos de los más destacados exdirigentes del PRI.
Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa Reza, quienes en su momento lideraron el partido, no dudaron en expresar su descontento y calificaron la reelección de ‘Alito’ como «un gran atraco». En un comunicado conjunto, señalaron que esta reelección es el resultado de una serie de ilegalidades, comenzando por la supuesta ilegalidad de la Asamblea Nacional que aprobó la reforma de los estatutos del partido.
«Esta reelección es producto de una Asamblea Nacional ilegal, a partir de una reforma ilegal de los Estatutos y de un proceso de elección ilegal», afirmaron los exdirigentes. Según ellos, el único camino para reparar este «gran atraco» sería que el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) anulen la Asamblea Nacional.
El pronunciamiento de los expresidentes también fue una crítica directa al TEPJF, al que acusaron de ser permisivo con ‘Alito’ Moreno al no invalidar la reforma de los estatutos. Destacaron que la magistrada presidenta, Mónica Soto, optó por remitir el asunto al INE y al propio PRI, pero sin establecer un plazo claro, lo que ha dejado el caso en el limbo.
Los exdirigentes insistieron en que los estatutos del partido no permiten cambios en la dirigencia mientras no concluyan los procesos electorales, refiriéndose a los resultados del 2 de junio, los cuales aún no han sido validados por el TEPJF. «El Tribunal Electoral debe enmendar su error y resolver en última instancia bajo criterios estrictamente jurídicos que no den lugar a retrasos, ni a sentencias cuestionables por parcialidad o falta de rigor jurídico», señalaron.
Esta situación deja al PRI en una encrucijada, con un liderazgo cuestionado y una creciente división interna. Los próximos días serán cruciales para definir el futuro del partido y su dirigencia, mientras los exdirigentes esperan una resolución que, según ellos, restaure la legalidad en el proceso.