Este miércoles, la justicia estadounidense dictaminó una histórica sentencia contra el ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, condenándolo a 45 años de prisión y cinco años más en libertad vigilada al concluir su tiempo tras las rejas. El caso, que ha sido seguido de cerca tanto en Honduras como internacionalmente, finalmente llegó a su conclusión con una severa sentencia por narcotráfico y otros cargos relacionados.
Hernández fue encontrado culpable previamente en marzo por tres cargos de tráfico de drogas y armas hacia Estados Unidos durante su mandato presidencial (2014-2022). La Fiscalía había pedido cadena perpetua, mientras que la defensa apelaba por una condena de aproximadamente 40 años.
El ex mandatario, quien se presentó en la corte vestido con una camisa beige y apoyado en un bastón, pronunció unas últimas palabras defendiendo su inocencia y denunciando supuestas irregularidades en el juicio. Afirmó que la sentencia era injusta y que en el futuro se revelaría la verdad, la cual, según él, dañaría la reputación de Honduras y sus aliados en la lucha contra el narcotráfico.
El juez Kevin Castel, antes de anunciar la sentencia, describió a Hernández como «un hombre de dos caras» que simulaba compromiso contra el narcotráfico mientras facilitaba la entrada de grandes cantidades de droga a Estados Unidos. La decisión del tribunal, según el juez, envía un mensaje contundente a otros líderes corruptos de que no escaparán de la justicia.
Durante el juicio, testigos, incluidos narcotraficantes implicados, declararon que Hernández había recibido dinero de carteles de drogas para financiar su campaña presidencial, entre ellos, una millonaria suma del cartel de Sinaloa dirigido por Joaquín «el Chapo» Guzmán. Además, se afirmó que utilizó recursos del Estado para proteger los cargamentos de droga que transitaban por Honduras hacia Estados Unidos.
Hernández defendió su gestión, alegando que durante su gobierno se tomaron medidas históricas para combatir el tráfico de drogas, incluyendo la aprobación de la extradición y reformas en las fuerzas de seguridad.
La condena de Juan Orlando Hernández marca un hito en la historia judicial de Honduras y refleja la gravedad de las acusaciones en su contra. Ahora, se abre un nuevo capítulo en este caso que ha impactado profundamente tanto al país centroamericano como a las relaciones internacionales en la lucha contra el narcotráfico.