Por Juan Pablo Ojeda
En el que se perfilaba como su último baile en los Juegos Olímpicos, Marta Vieira da Silva no logró alcanzar la gloria dorada que le ha sido esquiva a lo largo de su ilustre carrera. En la final del torneo femenino de fútbol en París 2024, la Selección de Brasil se encontró con una dura realidad: Estados Unidos, su eterna rival, se llevó el oro con una victoria por la mínima, repitiendo el título que habían ganado por última vez en Londres 2012.
Desde el comienzo del partido, el duelo prometía ser reñido. La primera mitad fue una batalla de oportunidades desperdiciadas para Brasil. Ludmila tuvo dos ocasiones para adelantarse, pero su primer disparo fue bloqueado por la portera estadounidense Alyssa Naeher y el segundo fue invalidado por fuera de lugar. Gabi también tuvo una oportunidad clara, pero Naeher volvió a intervenir con una parada crucial.
La gran actuación de la arquera estadounidense resultó ser un factor decisivo. En la segunda mitad, un error en la salida de la defensa brasileña permitió a Mallory Swanson recibir un pase filtrado y definir con precisión para poner el 1-0 en el minuto 57. Fue un golpe duro para el equipo dirigido por Arthur Elias, que por primera vez en el torneo se vio en la necesidad de remontar.
Con la ventaja, las estadounidenses, bajo la dirección de Emma Hayes, se replegaron en defensa, confiando en su capacidad para mantener el marcador. Brasil, aunque intentó reaccionar con cambios tácticos y la entrada de Marta, no logró superar la resistencia de la zaga rival. En el tiempo de descuento, Adriana tuvo una última oportunidad para enviar el partido a tiempo extra, pero Naeher volvió a ser la figura salvadora con una intervención decisiva.
El partido concluyó con la victoria para Estados Unidos, frustrando los sueños de Marta de coronar su carrera con el oro olímpico. Para la legendaria delantera brasileña, el torneo en París 2024 fue una mezcla de orgullo y desilusión, al ser su sexta participación olímpica sin lograr el anhelado oro.
La medalla de plata de Brasil es un testimonio del talento y esfuerzo del equipo, pero también una amarga recordatorio de las dificultades que enfrentan los equipos en el más alto nivel de competencia. La selección estadounidense, por su parte, celebra un regreso triunfal al podio olímpico, reafirmando su dominio en el fútbol femenino.