La administración de Donald Trump ha dado un paso más en su política de desvinculación de los compromisos internacionales al anunciar la salida de Estados Unidos del fondo para daños climáticos de la ONU. Este fondo, creado para ayudar a las naciones más vulnerables a enfrentar los desastres provocados por el cambio climático, pierde así una de sus principales fuentes de apoyo financiero.
El fondo para daños climáticos, acordado por casi 200 países en la COP28 de 2023, representa un esfuerzo global para mitigar los efectos de fenómenos meteorológicos extremos en países en desarrollo. Hasta enero de 2025, los países ricos habían comprometido 741 millones de dólares, de los cuales Estados Unidos había prometido 17.5 millones. Sin embargo, la salida de la junta directiva por parte de Estados Unidos deja en duda si cumplirá con esta aportación.
Desde que asumió la presidencia, Trump ha tomado medidas que debilitan la lucha contra el cambio climático, como la retirada del Acuerdo de París y la paralización de la participación de científicos estadounidenses en evaluaciones climáticas globales. Esta nueva decisión refuerza su postura de priorizar intereses nacionales sobre compromisos multilaterales.
La salida de Estados Unidos ha generado preocupación entre los países en desarrollo, que dependen de este fondo para enfrentar los efectos del cambio climático. Organizaciones ambientales han señalado que esta decisión podría retrasar los avances logrados en la COP28 y aumentar la vulnerabilidad de las naciones más afectadas por desastres naturales.
El fondo, auspiciado por el Banco Mundial, enfrenta ahora el desafío de mantener su operatividad sin el respaldo de Estados Unidos. Aunque otros países han reafirmado su compromiso, la falta de una de las mayores economías del mundo podría limitar su alcance y efectividad.