Las series de televisión han evolucionado más allá del mero entretenimiento, convirtiéndose en un reflejo de los problemas sociales contemporáneos. A través de tramas y personajes complejos, estas series abordan temas como la política, el racismo, la sexualidad, la religión, la identidad personal y el género, proporcionando una crítica social que normaliza situaciones que aún no son aceptadas por todos.
Las series de televisión no solo influyen en el comportamiento de sus espectadores, sino que también impactan en sus patrones de consumo. Por ejemplo, la forma de vestirse de algunos personajes o llevar piezas que representen a los mismos puede influir en las tendencias de moda.
Además, las series pueden reflejar realidades que se viven en el mundo laboral, como los riesgos laborales en oficinas, y a través de la parodia, la exageración o la dramatización de situaciones cotidianas, pueden denunciar situaciones sociales que ocurren a diario.
Series como «Shameless» denuncian diferencias sociales, mala paternidad y ausencia total de ayudas públicas, mientras que «Black Mirror» critica la hipocresía a la que nos llevan algunas redes sociales, mostrando un mundo en el que los ciudadanos solo pueden acceder a ciertos derechos si mantienen una valoración alta en una red social.
Por otro lado, «El show de Dave Chappelle» aborda temas como el racismo y la política a través de la comedia
Las series también pueden ayudar a la gente joven a descubrir cuál es su lugar en la sociedad, a desarrollar relaciones más cercanas con sus amigos y familiares, y a comprender los aspectos sociales complejos de la comunicación
Algunas series, como «Atípico», se centran en la vida de un chico con un trastorno del espectro autista, mostrando cómo ha aprendido herramientas para interactuar adecuadamente con los demás
En resumen, las series de televisión se han convertido en un espejo de la sociedad, reflejando y criticando los problemas sociales contemporáneos a través de sus tramas y personajes.