En el corazón de la Faja Volcánica Transversal Mexicana, el Parque Natural Peña El Rey emerge como un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza y la aventura. Este santuario natural, ubicado a 3 horas y 30 minutos de la Ciudad de México, ofrece una experiencia única de interacción con el medio ambiente, preservando la riqueza paisajística y promoviendo la conservación ambiental.
Con una altura impresionante de 3,418 metros sobre el nivel del mar, Peña El Rey se sitúa majestuosamente entre los poblados El Rosario y Acopinalco del Peñón, ofreciendo vistas panorámicas que incluyen los cuatro volcanes más emblemáticos del país: Citlaltépetl (Pico de Orizaba), Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Malintzin. Estas vistas son el premio a aquellos que se atreven a alcanzar su cima, tras una travesía que promete desafíos y emociones a cada paso.
El parque no solo se destaca por su valor escénico, sino también por su compromiso con la protección, conservación y restauración de los recursos naturales. Durante más de una década, ha implementado esfuerzos para responder a la problemática ambiental global, con la misión de preservar su legado para futuras generaciones. Este esfuerzo se traduce en una gestión completa de sus recursos, asegurando que cada visitante pueda apreciar la naturaleza en su estado más puro.
Para los aventureros, Peña El Rey ofrece una gama de experiencias que van desde ascensos guiados por la montaña hasta campamentos al amanecer, donde se puede disfrutar de la tranquilidad del bosque bajo un cielo estrellado. Las expediciones son acompañadas por guías certificados y un chef que prepara alimentos en el bosque, garantizando una experiencia confortable y enriquecedora. Además, la reserva cuenta con un catálogo de amenidades y entretenimiento en la montaña que promete elevar la experiencia de cada visitante.
Acceder a Peña El Rey es una travesía accesible desde la Ciudad de México, encontrándose cerca de Tlaxco, Pueblo Mágico, entre los límites de Tlaxcala y Puebla. Este destino no solo es un desafío para aquellos que buscan superar la cima, sino también un espacio de conexión profunda con la naturaleza y un recordatorio de la importancia de su conservación.