Nadar es una actividad recreativa popular, pero también conlleva ciertos riesgos para la salud. Las enfermedades relacionadas con la natación son comunes y pueden incluir desde diarrea y erupciones cutáneas hasta infecciones del oído, neumonía, enfermedades similares a la gripe e irritaciones oculares o del tracto respiratorio. Estos padecimientos pueden contraerse al ingerir, tener contacto con o inhalar vapores de agua contaminada con gérmenes, así como al exponerse a sustancias químicas presentes en el agua.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, los brotes de diarrea son los más comunes en albercas públicas. Las personas con diarrea pueden contaminar el agua, y si otros nadadores ingieren esta agua, pueden infectarse. Aunque productos químicos como el cloro o el bromo pueden inactivar la mayoría de los gérmenes, algunos como el parásito criptosporidio pueden sobrevivir más tiempo, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Para prevenir enfermedades relacionadas con la natación, se recomienda:
- Consultar los últimos resultados de la inspección del agua en el sitio web del departamento de salud estatal o local.
- Verificar la visibilidad y condición de los desagües en la piscina.
- Asegurarse de que haya socorristas atentos o equipo de seguridad disponible.
- Evitar la presencia de productos químicos al aire libre en la zona de la piscina.
- No entrar al agua si se tiene diarrea o heridas abiertas.
- Ducharse antes de nadar para eliminar suciedad y sustancias que consumen cloro o bromo.
- No orinar ni defecar en el agua y evitar tragarla.
- Usar chalecos salvavidas aprobados para flotación en lugar de juguetes inflables.
- Vigilar a los niños en todo momento y mantenerlos secos y limpios.
¿Quiénes corren más riesgo de contagio en albercas?
Los niños, las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunitarios debilitados son los más vulnerables a sufrir enfermedades relacionadas con la natación. Es crucial que estas personas consulten a su médico antes de participar en actividades acuáticas y tomen medidas preventivas adicionales para proteger su salud.
Disfrutar de un día en la piscina puede ser seguro si se siguen las recomendaciones y se toman precauciones adecuadas. Proteger tu salud y la de tu familia es fundamental mientras disfrutan de actividades acuáticas.