Tras haber estudiado las muestras del asteroide Ryugu, una de las piezas más antiguas de nuestro sistema solar jamás estudiadas, los científicos descubrieron que contiene aminoácidos que podrían haber dado lugar a la vida en la Tierra.
Las muestras que estudian los científicos fueron recogidas en la superficie y subsuperficie del asteroide Ryugu en 2018 y 2019 y fueron traídas a la Tierra en diciembre de 2020 por la misión japonesa Hayabusa 2. Tras un largo análisis químico, ahora se dan a conocer los resultados de la investigación en la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria 2022.
«El material de Ryugu es el más primitivo del sistema solar que jamás hayamos estudiado», dijo en la conferencia el profesor de geociencia de la Universidad de Hokkaido y líder del equipo de análisis químico inicial de la misión Hayabusa 2, Hisayoshi Yurimoto.
Agregó que Ruygu es un asteroide de condrita CI, un tipo de asteroide pétreo rico en carbono con una composición química de lo más parecida a la del sol. Estos asteroides, ricos en agua y materia orgánica, son una posible fuente de las semillas de la vida que llegaron a la naciente Tierra hace miles de millones de años.
Las muestras de Ryugu son algo diferentes en comparación con otras condritas CI que los investigadores han visto anteriormente, como las que se han encontrado en la Tierra como meteoritos. Las muestras de Ryugu parecen más «primitivas» y tienen una composición química más parecida al material del sistema solar primitivo y esto se debe, según Yurimoto, a que no fueron modificadas por las interacciones con el medio ambiente de la Tierra.
Otro equipo dirigido por Hiroshi Naraoka de la Universidad de Kyushu, que buscó materia orgánica en las muestras de Ryugu, afirmó que los fragmentos de este asteroide contenían más carbono, hidrógeno y nitrógeno que otros condritos carbonosos conocidos.
El análisis de Naraoka y su equipo también encontró más de diez tipos de aminoácidos en las muestras, incluyendo glicina y L-alanina, que son los bloques de construcción de las proteínas que los organismos vivos producen en base a su código de ADN.
«Detectamos varios compuestos orgánicos prebióticos en las muestras, como aminoácidos proteinogénicos, hidrocarburos aromáticos policíclicos similares al petróleo terrestre y varios compuestos de nitrógeno. Estas moléculas orgánicas prebióticas pueden extenderse por todo el sistema solar, potencialmente como polvo interplanetario procedente de la superficie de Ruygu por impacto u otras causas», apuntó Naraoka.
Según un equipo dirigido por Tomoki Nakamura de la Universidad de Tohoku, las muestras de Hayabusa 2 revelan que Ryugu nació de una colisión que destrozó a su asteroide madre y lo convirtió en lo que los científicos llaman un montón de escombros, una colección suelta de rocas y guijarros que se mantienen unidos solo por el poder de la gravedad.
Dado que los cristales encontrados en las muestras contienen mucha agua, el asteroide progenitor de Ryugu debe haberse formado «fuera de las líneas de nieve de CO2 [dióxido de carbono] y H2O [agua]», precisaron Nakamura y sus colegas.
Los investigadores sugieren que la presencia de agua alteró un poco la composición química de Ruygu unos 5,2 millones de años después del nacimiento del sistema solar, lo que llevó a la creación del mineral dolomita.
Los científicos saben que los asteroides de condrita CI contienen aminoácidos como la glicina y la alanina desde 2001, cuando un análisis de un meteorito conocido como Ivuna, que cayó en Tanzania en 1938, reveló su presencia.
Las rocas espaciales antiguas, como Ruygu, permiten a los científicos e investigadores comprender cómo surgió la materia orgánica que ahora constituye la base de toda la vida en la Tierra, a partir de la nube molecular que dio origen al sistema solar hace unos 4.600 millones de años y cómo evolucionó hace tanto tiempo.