Morelos se encuentra en una encrucijada política histórica mientras las piezas se alinean en el tablero rumbo a la elección gubernamental. En este juego de estrategias y alianzas, emerge una figura que parece adelantarse varios movimientos a sus contrincantes: Rabindranath Salazar. La más reciente medición de preferencias electorales ha enviado ondas a través del espectro político morelense, y Salazar se erige como el claro favorito para la candidatura de Morena con un resonante 55% en las encuestas, aventajando con un margen de 32 puntos a Margarita González, su competidora más próxima.
Este escenario es más que números; es el palpitar de un estado que busca renovación y confianza. Los morelenses no solo ven en Salazar una figura política, sino un potencial guardián de sus hogares, con un 45% dispuesto a confiarle lo más preciado. Este dato habla más allá de la política; habla de una conexión humana que Salazar ha tejido con la ciudadanía.
La habilidad de Salazar para atraer incluso al voto de la oposición es notable. Con más de la mitad de los simpatizantes del PRI inclinándose por él, un 19% del PAN y un sorprendente 8% del PRD, se perfila como un candidato no solo de un partido, sino de un pueblo que busca superar divisiones partidistas.
Los sondeos son reflejo de un camino que Salazar ha recorrido con constancia. Desde la CE Research hasta las encuestas de Electoralia, su nombre resuena con consistencia en el ánimo de los votantes. Este respaldo no es fortuito; se cimienta en un compromiso palpable con los principios de Morena y un llamado a continuar con la transformación y moralización de la política mexicana.
La cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha pasado desapercibida, convirtiéndose en uno de los bastiones de su campaña. Salazar promete ser un eco de la voz del pueblo en el gobierno, un reflejo de la 4T en Morelos.
La cuenta regresiva para el anuncio oficial de las candidaturas se acerca, y con el próximo viernes 10 de noviembre en el horizonte, los ojos están puestos en Salazar. Si las tendencias se mantienen, podría estar ante el umbral de un nuevo capítulo para Morelos.