Por Bruno Cortés
En un contexto de incertidumbre económica, con inflación y volatilidad cambiaria como retos persistentes, iniciar un negocio en México podría parecer un salto al vacío. Sin embargo, expertos y datos recientes revelan que este может ser precisely el momento idóneo para emprender, siempre que se apueste por sectores estratégicos y se adopten estrategias sólidas. Lejos de ser una apuesta riesgosa, el emprendimiento en 2025 se perfila como una vía para capitalizar oportunidades en medio del cambio.
El comercio electrónico es uno de los pilares que sostienen esta narrativa optimista. Según el informe NubeCommerce 2024 de Tiendanube, México lideró el crecimiento mundial en ventas online el año pasado, un auge que no muestra signos de desaceleración. Este dinamismo ofrece a los emprendedores una plataforma para llegar a millones de consumidores sin las barreras de un negocio físico tradicional, reduciendo costos iniciales y ampliando el alcance de mercado. La digitalización, acelerada por la pandemia, ha creado un ecosistema donde las pequeñas empresas pueden competir con gigantes.
La tecnología, otro sector en ascenso, también abre puertas. La creciente demanda de soluciones digitales, desde aplicaciones móviles hasta servicios de ciberseguridad, refleja el potencial de un mercado que valora la innovación. La Asociación de Emprendedores de México (ASEM) destaca que las startups tecnológicas atraen cada vez más inversionistas, con un aumento del 31% en capital privado registrado en 2023 respecto al año anterior. Este flujo de recursos demuestra que, incluso en tiempos inciertos, hay confianza en proyectos disruptivos.
Los servicios especializados no se quedan atrás. Áreas como la consultoría en sustentabilidad, la telemedicina y la educación en línea han ganado terreno gracias a un enfoque global hacia la responsabilidad social y el bienestar. El estudio Radiografía del Emprendimiento 2023 de ASEM señala que las empresas que resuelven necesidades específicas del mercado tienen mayor probabilidad de sobrevivir más allá de los críticos primeros tres años. En un país donde el 76% de los negocios cierra en ese lapso, esta resiliencia es un faro de esperanza.
A pesar de los desafíos económicos, como la inflación que ronda el 5% según el Banco de México y la incertidumbre por políticas comerciales internacionales, el nearshoring posiciona a México como un destino clave para la inversión. La reubicación de cadenas de suministro cercanas a Estados Unidos ha impulsado sectores como la logística y la manufactura, creando un entorno fértil para emprendedores dispuestos a integrarse a estas dinámicas. Este fenómeno, combinado con una economía que Citi prevé entre las 10 más grandes del mundo este año, dibuja un horizonte prometedor.
La clave del éxito radica en la preparación y la adaptabilidad. Expertos como Juana Ramírez, presidenta de ASEM, subrayan la importancia de la planeación estratégica y la educación financiera para sortear obstáculos como la falta de liquidez o el desconocimiento del mercado, principales causas de fracaso según el mismo estudio. Emprender en sociedad también incrementa las probabilidades de éxito, ya que diversifica riesgos y fortalece la gestión, un dato respaldado por la experiencia de quienes han superado el temido “valle de la muerte” empresarial.
El apoyo institucional, aunque limitado, empieza a mostrar avances. Programas gubernamentales y de incubadoras ofrecen mentorías y financiamiento a un pequeño pero creciente porcentaje de emprendedores. Solo el 6% accede a recursos públicos, pero la tendencia sugiere una mayor apertura. Además, el 86% de los nuevos negocios se lanzan con capital propio, lo que refleja la determinación de los mexicanos por salir adelante, incluso sin depender exclusivamente de ayudas externas.
Para quienes dudan, la historia reciente ofrece lecciones inspiradoras. Empresas nacidas en crisis, como las plataformas de delivery o las edtech, han demostrado que la adversidad puede ser un catalizador de innovación. En 2025, con una población joven y digitalizada –el 41% de los emprendedores tiene entre 26 y 35 años, según ASEM–, México tiene el talento y la energía para convertir la incertidumbre en oportunidad.
En conclusión, emprender en México hoy no es solo viable, sino estratégico. Sectores como el comercio electrónico, la tecnología y los servicios especializados no solo resisten los embates económicos, sino que prosperan en ellos. Con una planeación sólida, un enfoque en las tendencias globales y una dosis de audacia, los emprendedores pueden transformar los retos en trampolines hacia el éxito. En tiempos inciertos, el riesgo calculado podría ser la mejor inversión.