El gigante minorista y financiero Elektra protagonizó una jornada histórica en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) este lunes, al registrar una caída del 70% en el valor de sus acciones. Este desplome, que representó la pérdida de aproximadamente 7 mil millones de dólares en capitalización bursátil, fue la peor sesión en la historia de la empresa dirigida por Ricardo Salinas Pliego.
El descalabro ocurrió luego de que Elektra anunciara su intención de retirarse de la Bolsa, buscando convertirse en una empresa privada. Este anuncio desató una ola de ventas masivas por parte de los inversionistas, quienes buscaron desprenderse de sus acciones ante la incertidumbre sobre el futuro de la compañía fuera del mercado público.
El movimiento no solo sacudió a los accionistas, sino que también generó cuestionamientos sobre las implicaciones estratégicas de esta decisión para una de las empresas más emblemáticas del mercado mexicano.
Respuesta de Salinas Pliego
Ante la avalancha de críticas y preocupaciones sobre el desplome, Ricardo Salinas Pliego respondió de forma polémica en redes sociales. Defendió la decisión de privatizar a Elektra, atribuyéndola a una estrategia interna, y lanzó comentarios despectivos hacia quienes criticaron los resultados. “NOSOTROS decidimos salir de la BMV y nada más, en un año vemos cómo nos fue”, afirmó el empresario, minimizando el impacto inmediato del desplome.
Impacto en los inversionistas
El anuncio dejó a los inversionistas con preguntas sobre el futuro del grupo y sus operaciones. Si bien Salinas Pliego mencionó que este año Elektra rompió récords de ganancias, la caída abrupta refleja una pérdida de confianza por parte del mercado y pone en tela de juicio el impacto a largo plazo de abandonar el ámbito público bursátil.
Un precedente histórico
El desplome de Elektra no solo es significativo por la magnitud de las pérdidas, sino también por la señal que envía al mercado mexicano. La privatización de empresas de esta escala plantea preguntas sobre la transparencia, la regulación y los derechos de los accionistas minoritarios, quienes ven limitada su capacidad de participar en las decisiones estratégicas.
¿Qué sigue para Elektra?
Aunque el futuro de Elektra fuera de la BMV es incierto, expertos apuntan a que el éxito de esta transición dependerá de cómo la empresa maneje la comunicación con sus stakeholders y de si puede mantener su rentabilidad lejos del escrutinio público del mercado de valores.
El caso de Elektra es un recordatorio de cómo las decisiones estratégicas pueden tener repercusiones inmediatas en la percepción del mercado y en la confianza de los inversionistas. Solo el tiempo dirá si esta decisión resulta beneficiosa para la empresa o si marca un antes y un después en su historia.