El Telescopio Espacial James Webb ha capturado una imagen sin precedentes de la nebulosa NGC1333, una de las regiones de formación estelar más cercanas a la Tierra, situada a 960 años luz en la constelación de Perseo. Este impresionante logro ha permitido a los astrónomos ver más allá del polvo interestelar que oculta gran parte del universo visible, revelando objetos que antes eran imposibles de observar.
NGC1333 es una nebulosa de reflexión, donde la luz de una estrella cercana ilumina el gas y el polvo. Sin embargo, las observaciones con el Webb, que utiliza tecnología infrarroja, han permitido adentrarse en sus capas más profundas. Gracias a esto, se han detectado estrellas recién nacidas aún envueltas en polvo, enanas marrones y posibles discos protoplanetarios en formación.
Un vistazo al nacimiento de estrellas
El James Webb ha demostrado su capacidad única para penetrar el polvo interestelar y observar el proceso de formación estelar. Las estrellas recién nacidas que ha capturado en NGC1333 están rodeadas de material que, con el tiempo, podría dar lugar a planetas. Esto convierte a esta región en un auténtico vivero estelar, proporcionando una ventana al pasado, similar al entorno en el que se formó nuestro propio Sol hace 4.600 millones de años.
Este descubrimiento no solo es un avance en la comprensión de la nebulosa NGC1333, sino también un importante paso en el estudio de la formación de sistemas solares y su evolución.
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