La miopía es un problema visual que afecta cada vez más a niños en todo el mundo, y su prevalencia no deja de aumentar. Sin embargo, estudios recientes sugieren que algo tan sencillo como pasar tiempo al aire libre puede marcar una gran diferencia en la salud ocular de los más pequeños. La exposición regular a la luz solar, además de ofrecer beneficios físicos, ayuda a prevenir el desarrollo de la miopía y otros trastornos visuales.
La miopía, una epidemia silenciosa
La miopía, o visión borrosa de objetos distantes, se produce cuando el ojo crece de forma anormal, lo que puede desencadenar una serie de problemas graves, como glaucoma o degeneración macular. Este trastorno, que antes se consideraba menor, afecta actualmente a un porcentaje creciente de la población, y se prevé que para 2050, casi la mitad de la población mundial padecerá miopía, según el Instituto Nacional del Ojo de los Estados Unidos.
Uno de los grupos más vulnerables son los niños, cuya exposición prolongada a pantallas y espacios cerrados está afectando su desarrollo visual. Un informe de Save the Children destaca que, en 2022, solo el 27 % de los niños jugaban regularmente al aire libre, lo que representa una caída significativa respecto al 80 % de hace solo unas generaciones.
La luz solar: un protector ocular natural
Numerosos estudios han demostrado que la luz solar tiene un papel crucial en la prevención de la miopía. La exposición al sol estimula la producción de dopamina en la retina, un neurotransmisor que regula el crecimiento del ojo y previene que se alargue en exceso. Según la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, aumentar el tiempo que los niños pasan al aire libre puede reducir hasta un 50 % las probabilidades de desarrollar miopía.
Además, la luz solar favorece la producción de vitamina D, un nutriente esencial que fortalece las estructuras del ojo, mejorando la función corneal y protegiendo la esclerótica, la capa externa del ojo. Investigaciones también sugieren que la vitamina D ayuda a prevenir enfermedades oculares graves, como la degeneración macular y la retinopatía diabética.
¿Cuánto tiempo deben estar al sol?
Aunque cualquier cantidad de tiempo al aire libre es beneficiosa, los expertos recomiendan que los niños pasen al menos una hora diaria bajo la luz solar para reducir significativamente el riesgo de miopía. Según un meta-análisis, con 76 minutos diarios de exposición solar, el riesgo se puede reducir hasta un 50 %.
Es importante que este tiempo se complemente con prácticas que protejan la vista, como la regla del 20-20-20, que consiste en descansar la vista cada 20 minutos de actividad cercana, mirando algo que esté a 6 metros de distancia durante 20 segundos.
Más allá del sol: medidas complementarias
Aunque el sol es un gran aliado, la prevención de la miopía también implica otros hábitos saludables. Limitar el tiempo frente a pantallas, hacer pausas para descansar la vista y visitar regularmente al oftalmólogo son pasos esenciales para proteger la salud visual de los niños. Es fundamental que los padres fomenten actividades al aire libre y que se aseguren de que sus hijos reciban un examen ocular anual, algo que solo el 15 % de los niños en edad preescolar reciben en Estados Unidos.
En conclusión, salir a jugar al sol es una estrategia sencilla pero eficaz para proteger la vista de los niños, reducir la prevalencia de la miopía y promover un desarrollo saludable de sus ojos. La luz solar no solo ilumina el mundo exterior, sino que también puede ser un aliado en la lucha por mantener una buena salud ocular.