Por Bruno Cortés
Un Senado en pausa sujeto a la buena voluntad del Ejecutivo
Imagínate esto: el Senado de la República, ese lugar donde se supone que nacen las leyes que mueven a México, está sentado como estudiante aplicado, pluma en mano, esperando a que la maestra Sheinbaum les pase la tarea. Sí, así de absurdo suena. Hoy, Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva, soltó sin pestañear que están “a la espera” de las reformas que prometió la Presidenta para el tema de las personas desaparecidas. ¿En serio? ¿El Senado, un poder independiente, está cruzado de brazos hasta que el Ejecutivo les diga qué hacer? Esto no es una broma, es un síntoma grave de un legislativo que parece haber olvidado su razón de ser.
El Senado: ¿Legislando o recibiendo recados?
Vamos al grano: los senadores no están para ser la oficialía de partes de Palacio Nacional. Su chamba es hacer leyes, no sentarse a ver qué les mandan desde arriba. Pero Noroña dice, casi con orgullo, que “puede ser que esta semana lleguen las iniciativas” y que “deberían mandarlas aquí” porque los diputados están muy ocupados. ¿Perdón? ¿Desde cuándo el Senado agenda su trabajo según el tráfico de la Cámara baja? Esto no es un juego de “pásale la bolita”, es el Congreso de la Unión.
Y el tema no es menor. Las personas desaparecidas son una herida abierta en México: más de 100 mil casos registrados según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas, y las familias llevan años clamando justicia. ¿Qué hace el Senado mientras tanto? Esperar. Noroña dice que las reformas ayudarán a “cruzar información” y a definir conceptos como “desaparición forzada”. Perfecto, pero ¿por qué no han propuesto nada ellos? ¿No se supone que son expertos legisladores? Es como si un doctor viera a un paciente desangrándose y dijera: “Voy a esperar a que me digan qué medicina recetar”. Inaceptable.
La ironía: un Senado que no manda
Aquí viene lo más risible: el Senado, que en teoría es un contrapeso al Ejecutivo, actúa como su recadero fiel. Noroña hasta presume que están “más liberados” para recibir las reformas de Sheinbaum. ¿Liberados de qué? ¿De pensar por su cuenta? Porque si tan liberados están, ¿dónde están sus iniciativas para las desapariciones o para tapar los agujeros del Código Penal que, según él mismo, dejan libres a criminales? El senador dice que el Ejecutivo mandará una reforma “de fondo” para eso. Qué conveniente: que Sheinbaum les haga el trabajo pesado y ellos solo levanten la mano para decir “sí, jefa”.
Es una ironía de proporciones épicas. El Senado debería ser el cerebro legislativo del país, no el eco del Ejecutivo. Pero parece que prefieren el papel de comparsa: aplauden, asienten y esperan el siguiente memo. Mientras, los problemas se acumulan y las soluciones brillan por su ausencia.
El viaje a Estrasburgo: ¿dónde están las prioridades?
Y si creías que la cosa no podía ponerse más surrealista, agárrate: Noroña se va hoy a Estrasburgo, Francia, a un encuentro con legisladores europeos. Sí, justo cuando México lleva cuatro meses en una crisis diplomática con Estados Unidos, nuestro vecino y principal socio comercial. ¿Qué hace el presidente del Senado? Se sube a un avión rumbo a Europa. Es como si tuvieras una gotera en casa y decidieras irte a pintar la fachada del vecino.
Dice que se reunirá con la presidenta del Parlamento Europeo y un representante de Canadá, y que esto es clave “por las tensiones con Estados Unidos”. Ajá. ¿De verdad cree que los europeos van a mediar con los gringos por nosotros? Y mientras tanto, ¿cuándo piensa hablar con legisladores estadounidenses, con quienes de verdad tenemos el pleito? ¿En 2026, cuando ya nadie se acuerde? Noroña asegura que busca “abrir caminos hacia Europa” para el comercio, porque el tratado con la UE no se ha formalizado. Suena bonito, pero ¿no es más urgente arreglar el desastre con Estados Unidos, que representa el 80% de nuestras exportaciones? Las prioridades están patas arriba.
En espera que el Senado despierte de una vez
El Senado no puede seguir siendo el perrito faldero del Ejecutivo. Su trabajo es legislar, no esperar a que Sheinbaum les pase la lista de pendientes. Las familias de las personas desaparecidas no tienen tiempo para juegos de paciencia, y la crisis con Estados Unidos no se va a resolver con paseítos a Francia. Noroña y compañía tienen que despertar, tomar las riendas y demostrar que saben hacer algo más que recibir órdenes.
Si no están dispuestos a legislar con independencia y agallas, que mejor renuncien y dejen el asiento a quienes sí quieran trabajar por México. Porque, como están las cosas, el Senado parece más un club de fans de la Presidenta que un poder soberano. Y eso, señores, no es lo que el país necesita.