El Renacer de los Ferrocarriles: ¿El Futuro de México Sobre Rieles?
Por Bruno Cortés
En el bullicioso corazón del Congreso Mexicano, el diputado Jorge Armando Ortiz Rodríguez, del Partido del Trabajo (PT), ha encendido el debate sobre la reforma del artículo 28 de la Constitución, que se centra en las vías de transporte ferroviario. Para Ortiz Rodríguez, este no es solo un tema más; lo considera una cuestión estratégica que puede transformar el desarrollo de la nación y beneficiar a todos los mexicanos.
Durante la sesión, el diputado hizo una interesante conexión histórica al recordar que la Revolución Mexicana fue impulsada en gran parte gracias a los trenes. Sin embargo, esta industria vital sufrió un golpe devastador en 1995, cuando el entonces presidente Ernesto Zedillo decidió privatizarla. «Muchos trabajadores de los ferrocarriles fueron liquidados o forzados a jubilarse en contra de su voluntad», comentó, lamentando cómo este cambio dejó a una parte importante de la fuerza laboral en el limbo.
La llegada de la Cuarta Transformación, bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, ha traído consigo un nuevo aire para el transporte ferroviario. Ortiz Rodríguez celebró que ahora se estén recuperando los trenes de pasajeros, destacando el proyecto del Tren Maya como un símbolo de este resurgimiento. «Nuestra bancada apoya esta iniciativa porque es un paso hacia el futuro», afirmó con entusiasmo.
A su lado, el diputado José Luis Sánchez, también del PT, fue aún más crítico al referirse a la privatización impulsada por Zedillo. «Fue un acto entreguista que debilitó nuestra industria ferrocarrilera», acusó, subrayando que la privatización no solo fue una mala decisión económica, sino una traición a la patria. Sánchez no tuvo reparos en exigir que Zedillo se callara, considerando su papel como un ejemplo de deslealtad hacia el país.
Por su parte, la diputada Maribel Martínez Ruiz, también del PT, se unió al coro de críticas. Recordó que la privatización fue el colofón de un proceso de abandono y deterioro que ya venía de gobiernos anteriores. «Tuvimos que esperar hasta que López Obrador llegara al poder para ver un cambio real en la industria ferroviaria», dijo, destacando que la reforma en curso representa un renacimiento para el sistema de ferrocarriles.
Martínez Ruiz dejó claro que esta reforma no solo fortalece el papel del Estado en la industria ferroviaria, sino que también permite la participación del sector privado. «Una industria ferrocarrilera robusta significará más empleos y desarrollo para el país», subrayó, señalando que esta es una parte fundamental del segundo piso de la Cuarta Transformación.
En resumen, la discusión en el Congreso sobre la reforma ferroviaria no es solo sobre rieles y trenes, sino sobre el futuro del desarrollo económico de México. La reactivación de esta industria podría ser un motor de crecimiento, generando empleos y facilitando el transporte en el país. Mientras los legisladores del PT celebran este cambio, el impacto de estas decisiones se sentirá en el día a día de la gente, haciendo de esta reforma un tema crucial en la agenda nacional.