Por Bruno Cortés
Por primera vez en la historia de México, el Senado aprobó una reforma que permitirá a la ciudadanía elegir directamente a los jueces y magistrados de los más altos tribunales del país. Esto incluye la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y otros órganos del Poder Judicial. Con 78 votos a favor y 39 en contra, esta medida ha sido aplaudida por algunos como un avance en la transparencia y la democracia, mientras que otros la critican por supuestos riesgos de politización del sistema judicial.
¿Qué significa esta reforma? A partir de 2025, los mexicanos podrán participar en una elección histórica donde decidirán quiénes serán sus jueces y magistrados, algo que hasta ahora había sido una tarea exclusiva de los Poderes de la Unión. Los cargos a elegir incluyen cinco ministras y cuatro ministros de la SCJN, así como juezas y jueces de distrito, entre otros.
¿Cómo funcionará el proceso? El Instituto Nacional Electoral (INE) se encargará de organizar esta elección extraordinaria. Los candidatos serán seleccionados tras un proceso de evaluación, y los comités encargados deberán estar listos antes del 31 de octubre de 2024. Posteriormente, la ciudadanía podrá votar de manera directa y secreta en 2025.
Opiniones encontradas Mientras que figuras como Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva, celebran esta decisión como un hito democrático, representantes de la oposición como Mayuli Latifa Martínez, del PAN, lo consideran un “espectáculo” que pone en riesgo la independencia del Poder Judicial. En el PRI, Carolina Viggiano Austria también criticó la decisión, afirmando que se está eliminando el mérito de quienes han dedicado años a formarse como juristas.
¿Por qué es importante esta reforma? La elección de jueces y magistrados de manera directa es un cambio sin precedentes en la historia de México. Se argumenta que permitirá a la ciudadanía tener más control sobre el sistema de justicia y ayudará a evitar decisiones a puertas cerradas. Sin embargo, la polémica se centra en la posibilidad de que este proceso abra las puertas a la politización del Poder Judicial, algo que algunos ven como una amenaza para la imparcialidad de las decisiones judiciales.
¿Un avance o un retroceso? Este proceso electoral extraordinario plantea un reto para el país: encontrar el equilibrio entre una justicia más democrática y la preservación de su independencia. La pregunta que queda en el aire es si este cambio garantizará una mejor justicia para los mexicanos o si, como temen algunos, pondrá en peligro la imparcialidad de los jueces.