La jabalinada / Por Bruno Cortés
El debate no es con los medios, es con los actores políticos
Por las mañanas en las conferencias desde Palacio pareciera que los contrincantes políticos de Don Andrés son los medios de comunicación, los organismos civiles, las asociaciones, y todos aquellos que no forman parte de sus adversarios políticos, con quienes tendría que debatir, acordar, coordinar y hacer política.
En el sexenio de Vicente Fox la intolerancia a las críticas se hizo parte de la política, dio su sexto informe de gobierno en menos de dos minutos, visitó la Cámara de Diputados entró al vestíbulo, dejó su informe de gobierno en manos de los diputados y salió casi huyendo de el Palacio Legislativo de San Lázaro, y desde ese 1 de septiembre de 2019 los presidentes no han vuelto a entrar a la máxima tribuna de la nación.
Y el caso del ahora mandatario Andrés Manuel López Obrador no ha sido distinto, le ha rehuido al debate, no ha sido capaz ni de enfrentar a una sola Senadora como el caso de Lili Téllez en el premio Belisario Domínguez que se le entregó a la maestra Ifigenia Martínez, notable política de izquierda y es donde uno se pregunta ¿en qué es diferente a Fox, Calderón y Peña Nieto?.
El presidente de la República le tiene miedo a la crítica, le tiene miedo a que le digan y le demuestren con números y hechos que su política está errada, no soporta ni la más leve duda sobre su régimen, por ello no va con quienes debería cogobernar, está pertrechado en su conferencia mañanera a modo para que nada opaque su mandato.
Contrariamente a gobernar como dijo con el pueblo, el presidente se ve cada día más aislado, y aislado por decisión propia de no enfrentar a partidos políticos, legisladores o ministros, como qué está queriendo hacer que no existen, pero las instituciones muy a pesar suyo seguirán aún cuando él deje de ser presidente.
Tan es así que sus singulares ideas de mandar las secretarías de estado al interior de la República han fracasado como poner el Instituto Nacional de Migración en Tijuana como lo ofreció en su debate del 21 de mayo de 2018 en esa ciudad fronteriza.
Y así nos podemos ir jalando la madeja de todas las promesas incumplidas que ha dejado en el camino de casi cuatro años de mandato, donde hemos caído en los índices económicos como no se había visto desde el gobierno de Ernesto Zedillo
Su arrogancia lo ha llevado a sacarle al bulto desde 2006, en el primer debate presidencial de esa campaña no le hizo frente al entonces candidato del PAN, Felipe Calderón, su atril quedó vacío y aunque reculó asistiendo al segundo debate, su popularidad mermó al grado de perder la presidencia siendo el candidato puntero, eso junto a que quien debería estar encargado de los representantes de las casillas le falló, hoy ese triste personaje no es digno ni del saludo de AMLO, en la inauguración del AIFA, se encontraron de frente y el mandatario se pasó sin saludarlo, es un paria político actualmente.
Pero en conclusión, el presidente ha encontrado en los medios de comunicación y sociedad civil un pararrayos que le evita tener debates de gobierno con la Cámara de Diputados, La Cámara de Senadores y con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en concreto solo habla con sus aliados, gobierna para sus correligionarios y tiene terror a que lo enfrenten en tribuna, busca una revocación de mandato cuando no es capaz de debatir con los otros poderes, que aunque los ignore, no se van a ir, el debate no es con los medios, es con los actores políticos.