Los bots y las cuentas falsas en las redes sociales han desempeñado un papel cada vez más relevante en las campañas electorales, actuando como herramientas de propaganda computacional para reforzar mensajes y crear opiniones.
Estos agentes de software autónomos se utilizan para defender ideas, difundir mensajes, promover relaciones públicas y generar tendencias.
En las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2016, se descubrió que los bots desempeñaron un papel significativo en la difusión de información falsa. A pesar de representar solo el 6% de las cuentas de Twitter, fueron responsables de difundir el 31% de la información de baja credibilidad en la red.
En América Latina, las redes sociales han cambiado las reglas de la participación electoral. Los candidatos pueden conectar directamente con el electorado sin tener que recurrir a los medios de comunicación tradicionales.
Sin embargo, la desinformación y los ataques son los mecanismos con que los candidatos contienden y que definen la agenda del debate digital.
La manipulación de la información y de los sondeos de opinión es una estrategia comúnmente utilizada por los bots. Esto puede incluir aumentar los seguidores o las reacciones positivas a un candidato de forma masiva, o secuestrar sondeos en favor de este.
La detección de bots y cuentas falsas se ha vuelto cada vez más difícil, ya que han evolucionado para imitar el comportamiento humano en las redes sociales.
A pesar de los esfuerzos para regular y controlar la actividad de los bots, aún queda mucho trabajo por hacer para combatir la desinformación intencionada y las campañas articuladas con bots para fines políticos.