Fotos Bruno Cortés / Maya Comunicación
El Pueblo Mágico de El Oro, en el Estado de México, es el lugar perfecto si buscas un destino para salir el fin de semana y deshacerte del ajetreo cotidiano. Se encuentra a dos horas y media de la Ciudad de México, a hora y media de Toluca; colinda al norte de Temascalcingo y al oeste con el estado de Michoacán.
La historia se remonta a tiempos prehispánicos cuando El Oro fue habitado por los mazahuas, quienes al ser conquistados en 1474 por los Aztecas, pagaron tributos con maíz, frijol y telas. Más adelante con el arribo de los conquistadores se descubrieron vetas de oro y plata. Fue fundado en el siglo XVIII, época en la que creció de manera rápida por las minas como La Esperanza, El Consuelo o la Provincia.
El legado de los dioses
En el centro del pueblo se observan elementos arquitectónicos como escenarios naturales creando una atmósfera donde la realidad y la fantasía se unen. Vale recordar que el nombre de este Pueblo Mágico se debe a la etimología náhuatl Teocuitlapilli como “Lo que nos legaron los dioses”, en relación al metal extraído: el oro.
Dentro de los sitios de interés visita el Palacio Municipal, un edificio centenario del siglo XX que ostenta una construcción única en el país. Su arquitectura tiene elementos del neoclásico y del art nouveau. En la entrada se aprecia el mural “Génesis Minero” el cual retrata la vida de los habitantes en esos años, creado por el pintor Manuel D’Rugama.
Más adelante se ve un hermoso edificio de estilo neoclásico, se trata del Teatro Juárez, inaugurado el 5 de febrero de 1907. Tiene una decoración morisca y salones de madera tallada, su fachada es de piedra, los muros laterales y el adorno del interior son de arte nouveau.
El Oro puede ser visitado cualquier época del año, ya que tiene un clima templado subhúmedo, el cual permite tener un paseo muy agradable.
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