CDMX a 21 de abril, 2022.- El destino de México en cuanto a su deuda pública con Estados Unidos pudo haber sido pagada, según narra una famosa anécdota entre los mexicanos que señala que hace décadas un famoso capo de la droga hizo una jugosa oferta a las autoridades: su libertad a cambio de saldar la deuda externa del país.
No se trata ni del colombiano Pablo Escobar ni del sinaloense Joaquín El Chapo Guzmán, sino de Rafael Caro Quintero, presuntamente vinculado con el asesinato del agente estadounidense Enrique Camarena, perpetrado en 1985.
Catalogado como un fugitivo prioritario por la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) del Gobierno de Estados Unidos, Rafael Caro Quintero es acusado del secuestro y asesinato de Camarena, además de trasiego de cocaína y marihuana, y la gestión de una organización criminal.
En la década de 1980 la deuda externa mexicana superaba los 80 mil millones de dólares y se atribuye a Quintero ofrecer el pago del monto a cambio de ser liberado de la cárcel.
Detenido en 1985, presuntamente el narcotraficante ofreció al entonces presidente Miguel de la Madrid pagar la deuda externa a cambio de ser excarcelado y de que se le permitiera cultivar marihuana durante dos años para generar los recursos necesarios.
Supuestamente, el sustento de este episodio es una grabación, que ha sido negada por el prófugo.
¿A cuánto asciende la deuda de México?
México tiene una deuda externa superior a los 10,3 billones de pesos (alrededor de más de 500.000 millones de dólares), de acuerdo con cifras del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados.
El país es uno de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que destina mayor porcentaje de su gasto público para el pago de intereses de su deuda externa, de acuerdo con un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
La deuda externa son los compromisos de recursos que adquiere un país con entidades bancarias internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial.
Es tal la dimensión que pueden alcanzar estos montos que han llevado a crisis políticas y sociales y a la obligación de negociar el refinanciamiento de la deuda, como en el caso de Argentina, donde los compromisos del país sudamericano con el FMI han constituido grandes desafíos del gobierno del presidente Alberto Fernández.
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