En las calles de México, los murales de dioses prehispánicos han tomado fuerza como una manifestación artística que evoca la identidad y el origen de sus comunidades. Esta corriente, conocida como «Muralismo de dioses prehispánicos», ha ganado popularidad al reinterpretar el pasado mesoamericano, fusionando tradición y modernidad en cada trazo. El arte urbano se convierte así en una poderosa herramienta de expresión para los barrios y colonias del país.
Rescatando el pasado prehispánico a través del muralismo
El muralismo de dioses prehispánicos es una evolución natural del muralismo mexicano que surgió en el siglo XX. Mientras que los murales de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros buscaban representar la lucha social y la realidad de los pueblos, esta nueva vertiente se enfoca en resaltar las raíces prehispánicas y la cosmovisión mesoamericana.
El interés por la cultura prehispánica no es nuevo. Desde la independencia de México, y especialmente durante la Revolución, el pasado indígena se convirtió en un símbolo de identidad y resistencia. El movimiento indigenista de principios del siglo XX jugó un papel fundamental en la revalorización de los pueblos indígenas, llevando las imágenes y símbolos de las culturas mesoamericanas a espacios públicos, museos y libros de texto.
En la década de los ochenta, el «Neomexicanismo» impulsó de nuevo esta corriente cultural, llevando a los artistas a retomar los elementos del pasado prehispánico. Artistas como Germán Venegas y Julio Galán reinterpretaron las figuras de Tláloc, Coatlicue y otros dioses, llevándolos al mundo del arte contemporáneo.
Murales que cuentan historias ancestrales
Hoy en día, los murales de dioses prehispánicos se pueden encontrar en barrios populares, fachadas de edificios y espacios públicos de todo el país. Estas obras, en las que predominan los colores vivos y las figuras imponentes de Tláloc, Quetzalcóatl y otras deidades, buscan revivir el sentido de pertenencia y orgullo de las comunidades. Adrián Takano, un destacado artista urbano, ha plasmado murales en los que los dioses Tláloc y Quetzalcóatl se convierten en símbolos protectores de sus comunidades.
La influencia del pasado prehispánico también ha llegado a las instituciones. En la actualidad, gobiernos locales y estatales patrocinan murales de gran formato con temáticas mesoamericanas para promover el turismo cultural. Estos murales no solo embellecen las calles, sino que también cuentan historias y reivindican las luchas de las comunidades, conectándolas con sus raíces.
La evolución del arte urbano en México
El muralismo de dioses prehispánicos es un claro ejemplo de cómo el arte urbano evoluciona y se adapta a los tiempos. Aunque las obras de los grandes muralistas del siglo XX ya no predominan, la esencia del muralismo sigue viva en las paredes de los barrios, ahora con una reinterpretación moderna del legado mesoamericano. Para los artistas urbanos y sus comunidades, pintar a los dioses y escenas del México prehispánico es una manera de mantener vivas las tradiciones y el sentido de identidad.
Este resurgimiento del arte prehispánico en el espacio público refleja el poder del arte como herramienta de cambio y como vínculo entre pasado y presente. Los murales de dioses prehispánicos nos invitan a reflexionar sobre nuestras raíces y a valorar la riqueza cultural de México.
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