En 1952, los cielos de México fueron testigos de uno de los eventos más impactantes y misteriosos de la historia de la aviación. El vuelo 575 de Mexicana se convirtió en una pesadilla a 14 mil pies de altura, desatando una serie de eventos que dejarían al país entero conmocionado. Hoy, exploraremos los detalles de esta trágica historia que estuvo a punto de convertirse en una catástrofe aérea.
La inquietante odisea comenzó cuando el vuelo 575 de Mexicana, en pleno ascenso hacia los 14 mil pies de altura, sufrió un estallido que dejó a todos a bordo aturdidos y en estado de emergencia. Los pilotos, el capitán Jurado Amilpa y Carlos Rodríguez Corona, se enfrentaron a un escenario aterrador: cristales de la cabina estrellados, una puerta desprendida, una escotilla de emergencia destruida y un boquete que amenazaba con succionar todo el aire del interior de la aeronave.
Con la valentía que solo los pilotos experimentados pueden tener, comenzaron a especular sobre las posibles causas del estallido. ¿Un ave en la turbina? ¿Un impacto con otro avión? ¿Un problema con la calefacción? Las incertidumbres se multiplicaban, pero la prioridad era clara: salvar la vida de los 17 pasajeros y la sobrecargo Lilia Novelo Torres.
La situación empeoró cuando se dieron cuenta de que todos los instrumentos de navegación estaban fuera de servicio, dejándolos en una situación desesperada en pleno vuelo. Sin instrumentos, las esperanzas de un aterrizaje seguro eran escasas. Los pilotos tuvieron que improvisar un plan de emergencia que incluía mantener la aeronave en el aire, calmar a los aterrados pasajeros y buscar un lugar donde aterrizar de manera segura.
Fue entonces cuando el piloto Carlos Rodríguez Corona recordó un dato crucial: la reciente construcción de la pista de Santa Lucía por parte de la Fuerza Aérea Mexicana. A pesar de las dificultades, intentaron establecer contacto con la base aérea militar, pero la suerte no estuvo de su lado. Aunque se dice que contactaron a otro avión cercano, la historia no es clara sobre si lograron alertar sobre la emergencia.
Con el tiempo en su contra y un avión dañado, los pilotos realizaron maniobras arriesgadas para aterrizar en Santa Lucía. Los primeros en ver la aeronave comercial en problemas fueron unos soldados-albañiles que trabajaban en la base aérea y que observaron cómo del avión caían ropa y maletas sin control. El aterrizaje fue caótico, con llantas chirriando, ruidos de metal retorciéndose y láminas rasgando el pavimento. Sin embargo, el vuelo 575 de Mexicana logró aterrizar milagrosamente.
El asombro y la preocupación crecieron cuando se descubrió la magnitud del daño en la aeronave. Un agujero de 1.50 metros de alto por un metro de ancho, acumuladores apenas sujetos por cables, antenas torcidas y cables de control expuestos, fueron algunas de las terribles secuelas del atentado. Pero lo más sorprendente estaba por venir: se descubrió que todo esto había sido un atentado intencional.
La Procuraduría General de la República, bajo el mando de Francisco González de la Vega, determinó que Francisco Sierra, el tercer esposo de la famosa cantante de ópera Esperanza Iris, fue el responsable de colocar una bomba en el avión. Su cómplice, un ingeniero en minería llamado Emilio Arellano Scheteligre, se unió al plan para realizar un cobro fraudulento a las aseguradoras por más de 2 millones de pesos.
El plan de Sierra y Arellano Scheteligre incluyó la contratación de seis personas para trabajar en Oaxaca, proporcionándoles transporte, alimentos, hospedaje y pulseras de plata para hacerlos sentir miembros de la organización. Sin embargo, la pericia de los pilotos y la valentía de los pasajeros permitieron que el atentado se descubriera antes de que se cumpliera su objetivo.
Emilio Arellano Scheteligre fue sentenciado a nueve años de prisión, pero falleció antes de cumplir su condena, mientras que Francisco Sierra recibió una sentencia de 39 años de cárcel, aunque sorprendentemente salió antes de lo previsto, en 1972. Esperanza Iris, su esposa, pasó sus últimos años defendiendo la inocencia de su esposo, lo que afectó su legado como cantante de opereta, casi relegándola al olvido.
El vuelo 575 de Mexicana es una historia que combina el valor de los pilotos, la maldad de los conspiradores y la valentía de los pasajeros en un evento que quedó grabado en la memoria colectiva de México como un episodio de misterio y supervivencia.