El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México lleva a cabo una misión crítica: la restauración de valiosos murales de la antigua Teotihuacan, encontrados entre escombros hace décadas y que pronto serán exhibidos internacionalmente. Estos fragmentos, datados entre los años 1 y 600 d.C., son testimonios policromáticos de la rica historia cultural de México.
El proceso de restauración, a cargo de un equipo especializado en el Departamento de Conservación y Restauración (DCR) de la Zona Arqueológica de Teotihuacan (ZAT), se compara con el cuidado médico de emergencia: cada pieza es evaluada y diagnosticada antes de aplicar tratamientos específicos. Esta labor detallada incluye la limpieza de suciedades y sales acumuladas, el resanado de grietas y la fijación de pigmentos con polímeros sintéticos diseñados para proteger y preservar los colores originales del mural.
Rosa Liliana Alfaro Martínez, restauradora perito del INAH, junto con su equipo, ha dividido el proceso en etapas que incluyen la reintegración de los fragmentos y la adición de soportes auxiliares. Este enfoque meticuloso asegura no solo la preservación física de los murales sino también su estabilidad para futuras exhibiciones, como la planeada en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles en Estados Unidos.
A través de una combinación de técnicas tradicionales y modernas, basadas en extensas investigaciones y pruebas, el equipo de restauración trabaja para devolver la vida a estas antiguas obras de arte, asegurando que puedan ser apreciadas por generaciones futuras. Este proyecto no solo destaca la importancia de conservar el patrimonio cultural, sino que también pone de relieve el papel fundamental que juegan los especialistas en preservar nuestra historia.