La tarde del 27 de agosto fue testigo de un evento lleno de emoción y orgullo: la presentación del himno “Un Museo Celestial”, una composición dedicada al Museo de la Basílica de Guadalupe, que pronto se instalará en la Catedral de Los Ángeles, California. Este himno, un símbolo de devoción para los mexicanos, traspasará fronteras y llevará su mensaje a la comunidad mexicoamericana en Estados Unidos, reforzando un lazo cultural y espiritual que persiste a pesar de la distancia.
Gilberto Ruiz, el talentoso compositor de la pieza, compartió con profunda emoción lo que esta obra significa para él y para la comunidad de creyentes. “Este himno es un puente que conecta corazones, sin importar dónde se encuentren. Es un honor ver cómo nuestra fe en la Virgen de Guadalupe puede resonar tan lejos de nuestra tierra, en un lugar tan emblemático como la Catedral de Los Ángeles”, comentó Ruiz, destacando que su inspiración surgió de su propio camino de vida, lleno de lucha y fe.
El tenor Fernando Cravioto, reconocido por su interpretación solemne y emotiva del himno, subrayó la responsabilidad que siente al darle voz a esta significativa obra. “Cantar ‘Un Museo Celestial’ no es solo interpretar una melodía; es transmitir el fervor de millones de personas que encuentran en la Virgen de Guadalupe un refugio y guía. Es un privilegio y una responsabilidad que asumo con todo el respeto y devoción”, afirmó Cravioto, visiblemente conmovido por la trascendencia de su participación.
Monseñor Diego Monroy Ponce, emérito de la Basílica de Guadalupe, también destacó la importancia de que este himno esté disponible para todos los fieles, no solo en México, sino también en Estados Unidos. “La Virgen de Guadalupe es un símbolo de unidad y esperanza, especialmente para aquellos que han dejado su hogar en busca de un futuro mejor. Este himno en la Catedral de Los Ángeles es un recordatorio de que, sin importar dónde estemos, la fe nos une y nos sostiene”, declaró Monseñor Monroy.
La proyección del videoclip oficial de “Un Museo Celestial” en la Catedral de Los Ángeles marcará un hito en la difusión de la devoción guadalupana fuera de México. “No es solo un video, es una invitación a vivir y reflexionar sobre la grandeza de nuestra fe, a través de una experiencia audiovisual que captura la esencia de lo que significa ser guadalupano”, destacó Ruiz, quien también elogió la calidad artística del proyecto, con arreglos del maestro Javier Carrillo y producción de Ismael Hernández.
El contexto histórico de este acontecimiento está vinculado al 80 aniversario del Museo de la Basílica de Guadalupe, para el cual fue concebido el himno. “Es un regalo para todos los que llevan a la Virgen en el corazón. Ahora, más que nunca, necesitamos recordar que ella siempre está con nosotros, sin importar la distancia”, comentó Ruiz, evocando cómo la fe en la Virgen ha sido un pilar fundamental en su vida.
Cravioto reiteró la importancia de que este himno llegue a una audiencia internacional, destacando que “la música tiene el poder de trascender fronteras, y en este caso, de unir a nuestros hermanos en Estados Unidos con sus raíces y su fe. Este himno es una forma de decirles que no están solos, que la Virgen está con ellos dondequiera que estén”.
Monseñor Monroy cerró la conferencia con una reflexión sobre el papel de la Virgen de Guadalupe como madre espiritual de todos los mexicanos, y cómo este himno es un reflejo de su amor incondicional. “Este himno es un regalo de fe para todos, un recordatorio de que, aunque estemos lejos de nuestra patria, siempre llevamos con nosotros la bendición de la Virgen de Guadalupe”, concluyó, invitando a todos los fieles a mantener viva la devoción y a compartirla con las nuevas generaciones.
En resumen, la llegada del himno “Un Museo Celestial” a la Catedral de Los Ángeles es un evento cargado de simbolismo y emoción, que refuerza la conexión espiritual entre México y su diáspora. A través de la música y la fe, se construyen puentes que unen corazones, sin importar la distancia. Esta obra, que ya ha tocado muchas almas en México, está destinada a convertirse en un emblema de la devoción guadalupana también en Estados Unidos, fortaleciendo los lazos entre la comunidad mexicana y su cultura y fe, incluso lejos de su tierra natal.