Por Juan Pablo Ojeda
En un giro importante en la política judicial mexicana, Adán Augusto López, coordinador de los senadores de Morena, anunció que se eliminará el derecho a veto que los Poderes de la Unión tenían sobre las listas de aspirantes a jueces. Esta decisión, tomada en medio del debate sobre la reforma judicial, promete modificar la forma en que se seleccionan a quienes ocuparán estos importantes puestos en el sistema judicial.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo había rechazado previamente la idea de incluir el veto en la reforma, argumentando que este derecho no debía existir. Durante su conferencia matutina, la mandataria enfatizó que se debe respetar lo que está establecido en la Constitución, dejando claro que no estaba de acuerdo con la medida que había sido aprobada en comisiones del Senado.
“Yo no conozco de quién fue la iniciativa, pero no debe ocurrir eso”, afirmó Sheinbaum, aludiendo a la posibilidad de que el Ejecutivo, el Congreso y el Poder Judicial pudieran influir en la selección de jueces a través de un veto. Esta preocupación fue compartida por senadores de la oposición, quienes advirtieron que con esta medida, Morena podría tener un control excesivo sobre el Poder Judicial.
Lo interesante aquí es que la decisión de eliminar el veto se tomará durante el debate en lo particular de las leyes secundarias a la reforma judicial, lo que significa que aún hay espacio para ajustes y discusiones. La eliminación del veto es un paso hacia la transparencia y la independencia del sistema judicial, algo que muchos ciudadanos han estado pidiendo a gritos.
Este cambio no solo afecta a los jueces, sino que también refleja la dinámica de poder entre los diferentes poderes del Estado. La independencia judicial es un pilar fundamental de cualquier democracia, y este tipo de reformas buscan fortalecer esa independencia. Ahora, más que nunca, se espera que la selección de jueces se base en criterios técnicos y no en influencias políticas.
Mientras el debate continúa en el Senado, el pueblo mexicano observa con atención cómo se desarrollan estos cambios. La esperanza es que esta reforma no solo modernice el sistema judicial, sino que también lo haga más justo y accesible para todos.