Durante la pandemia, muchas mujeres experimentaron cambios en su ciclo menstrual, pero un nuevo estudio del Hospital Santa Creu i Sant Pau de Barcelona concluye que no fue el Covid-19 el responsable de estas alteraciones, sino el estrés y los cambios emocionales provocados por el confinamiento.
El confinamiento trajo consigo una serie de desafíos, como la necesidad de cuidar a los hijos las 24 horas, manejar las responsabilidades del hogar, compartir espacios reducidos, y lidiar con la carga de trabajo en línea. Estos factores, junto con la sobrecarga emocional de aquellos en trabajos esenciales, especialmente en atención médica, crearon un ambiente de alta tensión que afectó directamente el bienestar psicológico y, en consecuencia, los ciclos menstruales.
Una encuesta realizada a 4,989 mujeres menstruantes en España, que no habían contraído Covid-19 y que no usaban anticonceptivos hormonales, mostró que el 92.3% tuvo al menos una menstruación durante el confinamiento. El estudio reveló que las mujeres con cambios emocionales significativos reportaron alteraciones en la regularidad, duración y pesadez de su menstruación.
El confinamiento también afectó la calidad de vida, con un 50.1% de las mujeres indicando un empeoramiento general. La actividad sexual disminuyó en casi la mitad de las encuestadas, reflejando el impacto del estrés en la vida cotidiana.