Ciudad de México, 25 de septiembre del 2023. -En las cámaras del Senado, resonó el eco de un brindis. No era un brindis cualquiera, sino la celebración del «Primer Día Nacional del Vino Mexicano». Atrás quedó la idea de que México sólo es tierra de tequila, mezcal y cerveza; ahora el vino se suma con orgullo a esta lista.
Bajo las bóvedas de la Mesa Directiva, Ana Lilia Rivera Rivera y la senadora Eva Eugenia Galaz Caletti de Morena presentaron con entusiasmo una exposición que agrupó a 16 casas productoras provenientes de los rincones más diversos del país. Una muestra palpable del potencial económico y cultural que los viñedos mexicanos tienen para ofrecer.
Rivera Rivera, alzando una copa, recordó que el vino es testimonio del campo mexicano, un campo resiliente y lleno de posibilidades. De Aguascalientes a Baja California, de Sonora a Querétaro, las tierras mexicanas han demostrado ser ideales para el cultivo de uvas de clase mundial.
La senadora Galaz Caletti ahondó sobre la industria vinícola, destacando su importancia como la segunda fuente de empleo del sector agrícola. Las condiciones naturales y climáticas del país han permitido que los viñedos florezcan, y con ellos, las casas productoras. El respaldo al desarrollo rural y a la industria agropecuaria se perfilan como prioridades en la agenda de la Cuarta Transformación.
Por su parte, el senador del PRD, Miguel Ángel Mancera Espinosa, resaltó el reconocimiento internacional que México ha cosechado en el sector vinícola y subrayó la urgencia de establecer una legislación que ofrezca mayores oportunidades de inversión a los productores nacionales.
Con cifras en mano, Salomón Abedrop López, del Consejo Mexicano Vitivinícola, mostró un crecimiento significativo en el consumo de vino mexicano, con un aumento del 36% en las últimas dos décadas. Estos datos hablan de la creación de empleos, desarrollo de comunidades y el auge del turismo enológico.
La presidenta ejecutiva de la Comisión para la Industria de Vino y Licores de México, Maribel Quiroga, reforzó la necesidad de crecimiento e innovación en el sector. El llamado fue claro: es esencial establecer una regulación que fortalezca y no limite la industria vinícola.
Susana Barroso Salcedo, de CANACINTRA, cerró el evento enalteciendo al vino mexicano como embajador del campo, de las familias productoras y del turismo.
El mensaje del Senado es evidente: el vino mexicano no sólo es una bebida, es un símbolo de unión, crecimiento y potencial. Y en este primer Día Nacional del Vino Mexicano, México levanta su copa en honor a su tierra, su gente y su futuro.