El Circo del Senado: Noroña vs. La Oposición

La jabalinada / Bruno Cortés

En los pasillos del Senado mexicano, el drama diario parece sacado de una telenovela barata. Gerardo Fernández Noroña, el incendiario presidente de la Mesa Directiva, se ha plantado como el villano favorito de la oposición —PRI y PAN—, que no pierde oportunidad de lanzarle tomates podridos. El último capítulo estelar vino cuando Alejandro «Alito» Moreno, el capo del PRI, lo llamó «payaso» y sugirió mandarlo al manicomio. Noroña, con esa calma que enoja más, le respondió que el verdadero destino de Moreno es la cárcel. Esto no es política, señores, es un circo donde los trapecistas se caen y los payasos mandan. Pero entre tanto grito y sombrerazo, se nos olvida lo serio: México sigue esperando que alguien gobierne en lugar de pelear como niños de primaria.

El Protagonista: Noroña, el Rey del Escándalo

Para entender este relajo, hay que conocer al hombre del momento. Gerardo Fernández Noroña, sociólogo de la UAM y veterano de la izquierda, lleva décadas dando de qué hablar. Desde sus protestas en 2006 contra el «fraude» de Calderón hasta su actual trono en el Senado, Noroña es un torbellino de polémica. Como presidente de la Mesa Directiva desde septiembre de 2024, debería ser árbitro, pero prefiere ser delantero estrella de Morena. Su misión: empujar la Cuarta Transformación a como dé lugar. ¿El problema? La oposición lo ve como un porrista con micrófono, no como un líder imparcial. Y con razón: el tipo no se calla ni bajo el agua.

Round 1: Noroña vs. «Alito» Moreno

El 11 de marzo de 2025, «Alito» Moreno, líder del PRI, se fue con todo contra Noroña en una conferencia de prensa. El pretexto fue una amenaza del tricolor de denunciar a políticos ligados al narco, pero la cosa se puso personal cuando le preguntaron por Noroña. «Es un payaso, ridículo, debería estar en un manicomio», soltó Moreno, con la cara roja de coraje. ¿Por qué tanto veneno? Porque Noroña había dicho que en 2027 un senador del PRI —obvio guiño a Moreno— estaría tras las rejas. Moreno lo acusó de denigrar al Senado y avergonzar a México ante el mundo.
Noroña, con esa ironía que corta como navaja, contestó: «Mi abuelita decía que el que se enoja pierde». Y remató: «Debería estar en la cárcel, punto». No es la primera vez que se agarran del chongo. En octubre de 2024, Moreno ya había chocado con Noroña por no dejarlo hablar en una sesión, según 24 Horas. Esto es más que un pleito: es una guerra de egos entre un Morena triunfante y un PRI que se niega a morir.

Round 2: El PAN Saca las Uñas

El PAN no se queda atrás en este espectáculo. En octubre de 2024, los panistas le pusieron un «enérgico extrañamiento» a Noroña —un regaño parlamentario con nombre fancy— por su actitud en una sesión sobre el voto femenino. Lo acusaron de convertir la Mesa Directiva en un circo de Morena, según PAN Senado. Pero la cosa se puso más fea con una denuncia al INE por violencia política de género. La senadora Gina Campuzano señaló a Noroña por burlarse de un incidente donde su blusa se abrió accidentalmente. Él, en un video de YouTube, lo tomó a risa, y el PAN explotó de indignación, como reportó La Razón de México.
Y luego está el lío de la reforma judicial. En octubre de 2024, Noroña dijo que la elección de jueces en 2025 se hará aunque la Suprema Corte diga misa. El PAN y el PRI gritaron «¡crisis constitucional!», mientras Moreno insistía en que «la ley es la ley», según Proceso. Noroña, como buen matador, toreó las críticas y siguió adelante. ¿Imparcialidad? Esa palabra no está en su diccionario.

El Telón de Fondo: Reformas y Polarización

Todo este show tiene un contexto más grande: las reformas de Morena, como la judicial, que han puesto a la oposición en modo pánico. Noroña, como ariete de la 4T, es el blanco perfecto para PRI y PAN, que ven su liderazgo como una dictadura disfrazada. Ya en junio de 2024, durante los cómputos electorales, Noroña había tundido al PAN por gritar fraude, llamándolos «patéticos», según Proceso. La polarización está en su punto más alto: Morena avanza con majority, y la oposición patalea como niño sin dulce.

El Gran Espectáculo: Risas y Lágrimas

En este circo, Noroña es el domador de leones, Moreno el payaso triste y el PAN el público que abuchea desde las gradas. Imaginen la escena: Moreno gritando «¡loco!» mientras Noroña le contesta «¡ratero!» en un duelo verbal digno de cantina. Es tan absurdo que dan ganas de reír, pero también de llorar. Porque mientras estos señores se dan con todo, el narco sigue suelto, la corrupción engorda y la gente se pregunta: ¿y mi país cuándo?
La oposición, con su coro de quejas, se pinta como los héroes de la democracia, pero a veces parece que solo quieren reflectores. Y Noroña, con su arrogancia de rockstar, cree que el Senado es su escenario personal. Es un juego de poder donde todos pierden, menos el rating.

El Telón Cae: ¿Y Ahora Qué?

Este pleito entre Noroña y la oposición es un chisme jugoso, pero también una tragedia nacional. México no necesita más payasos ni villanos de caricatura; necesita políticos que dejen el ego en la puerta y se pongan a trabajar. La bronca entre Moreno y Noroña, las denuncias del PAN, todo eso es ruido que tapa lo importante: el país se cae a pedazos mientras ellos juegan a las vencidas.
Así que, señores senadores, bajen el telón de una vez. Menos insultos y más soluciones. Porque si seguimos así, el único manicomio será el que habitamos todos: un México donde la política es puro teatro y el pueblo paga boleto para ver cómo lo ignoran.

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