Un estudio publicado por la revista The Lancet Planetary Health advierte que el estrés por calor en mujeres embarazadas afecta tanto al crecimiento de los fetos como al desarrollo de los bebés después de nacer. La investigación, llevada a cabo por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, es la primera en revelar que la exposición a altas temperaturas puede tener efectos duraderos en los niños hasta los dos años de vida.
El estudio encontró que un aumento en la temperatura media diaria durante el primer trimestre de embarazo puede reducir ligeramente el peso de los bebés al nacer. Además, los bebés que estuvieron expuestos al calor en el tercer trimestre de gestación mostraron una mayor circunferencia de la cabeza en comparación con el resto del cuerpo. Esta situación podría estar relacionada con un desarrollo desigual debido al estrés térmico.
Los efectos negativos no se detienen después del nacimiento. Los investigadores descubrieron que los infantes que experimentaron mayores niveles de calor, especialmente entre los 6 y 18 meses de edad, tenían menores pesos y alturas para su edad en comparación con otros niños. A los 12 meses, aquellos que habían estado expuestos a temperaturas de 30 grados centígrados presentaban una mayor probabilidad de tener un peso reducido en comparación con los niños que estuvieron expuestos a temperaturas de 25 grados.
Ana Bonell, líder del estudio, enfatizó la urgencia de tomar medidas públicas para mitigar los efectos del cambio climático en las mujeres embarazadas y sus hijos, argumentando que el calor, la inseguridad alimentaria y la desnutrición están afectando a los más vulnerables de manera desproporcionada.