Antes de que la era digital dominara el panorama lúdico, la diversión se encontraba en las calles y patios de las casas. Un ejemplo perfecto de esto es el juego del «Burro 16», una actividad que ponía a prueba la resistencia física y la destreza de sus participantes, y que hoy te traemos para revivir esos momentos de risas y camaradería.
El juego sin fronteras digitales
En una época donde los niños no estaban inmersos en el mundo virtual, la creatividad florecía en cada esquina. Cualquier objeto podía convertirse en un juguete, y las actividades se creaban sobre la marcha. El «Burro 16» es un ejemplo perfecto de esto, ya que para jugarlo, no se necesitaba más que a los participantes, y cuanto más niños, mejor.
Los pasos del Burro 16
El juego comienza con al menos tres participantes, pero la diversión se multiplica a medida que se suman más amigos. Uno de los jugadores se coloca en posición vertical, con el cuerpo inclinado hacia adelante, listo para ser saltado por los demás. Los compañeros que esperan su turno entonan la icónica canción del burro 16, que puede variar ligeramente dependiendo de la región y la época. La canción es un elemento esencial del juego y añade un toque de diversión y anticipación.
Canción del Burro 16:
Cero, burro basurero.
Uno, para tu desayuno.
Dos, patada y coz (en el aire o en la tierra).
Tres, elevado lo es (o litro y litro).
Cuatro, jamón te sacó y te lo embarro en el sobaco.
Cinco, desde aquí te brinco.
Seis, al revés.
Siete, te pongo mi chulo bonete.
Ocho, te lo remocho y te lo pongo.
Nueve, copitos de nieve.
Diez, elevado lo es.
Once, caballitos de bronce.
Doce, la vieja cose (con sus agujas, sus tijeras y su pedal).
Trece, el rabo te crece en la boca de ése.
Catorce, la vieja tose.
Quince, el diablo te trinche.
Dieciséis, burritos a correr.
Variaciones del juego
Además del clásico «Burro 16», existen variaciones que añaden emoción y risas adicionales. Una de ellas es el «Burro Entamalado», que involucra la formación de dos equipos. Cada equipo tiene un miembro que se coloca recargado en una pared con las piernas abiertas (el poste). El resto de los integrantes forma el burro colocando sus cabezas debajo de las piernas de los demás. El equipo contrario intenta saltar sobre el burro, cayendo sobre las espaldas de sus integrantes para intentar derribar al equipo contrario. Este juego garantiza algunos golpes o un ligero dolor de espalda, pero la alegría y las risas que provoca valen la pena.
El regreso de la diversión sin pantallas
El «Burro 16» y sus variantes son una muestra de cómo los niños de generaciones pasadas disfrutaban de su tiempo libre sin necesidad de dispositivos electrónicos. La camaradería, la risa y la diversión eran los ingredientes principales de estos juegos que perduran en la memoria de quienes los jugaron.
Así que, ¿estás listo para revivir esta tradición y disfrutar de risas infinitas con tus amigos? ¡El «Burro 16» te está esperando para demostrar que la diversión sin pantallas sigue siendo insuperable!