Ejercicio: la receta para vivir más y mejor, no solo para los jóvenes

Con el aumento de la esperanza de vida, surge una pregunta crucial: ¿cómo vivir más años sin perder calidad de vida? El Consenso Global sobre Recomendaciones Óptimas de Ejercicio para Mejorar la Longevidad Saludable en Adultos Mayores ofrece una respuesta contundente: el ejercicio físico no es un complemento, sino un pilar fundamental del tratamiento. Respaldado por décadas de investigación y la colaboración de expertos de 40 países, este documento propone un cambio de paradigma en la atención médica, especialmente para los adultos mayores.

El consenso destaca que los programas de ejercicio personalizados deben ser tan esenciales como los tratamientos farmacológicos. No se trata solo de añadir años a la vida, sino de garantizar que esos años se vivan con autonomía, energía y bienestar integral. Además, ofrece estrategias concretas para combatir la fragilidad, mantener la independencia y reducir los costos en los sistemas de salud.

De las caminatas al entrenamiento de fuerza: por qué las recomendaciones deben evolucionar

La relación entre ejercicio y envejecimiento saludable no es nueva. Desde la década de 1970, estudios han demostrado que el ejercicio regular reduce el riesgo de enfermedades crónicas como dolencias cardiovasculares, diabetes y osteoporosis. Sin embargo, las recomendaciones genéricas, como “camine 30 minutos” o “sume 10,000 pasos diarios”, han quedado obsoletas para adultos mayores con condiciones de salud complejas.

El consenso enfatiza que el entrenamiento de fuerza progresivo –con pesas o máquinas– es clave para preservar la función muscular, cuya pérdida acelera la fragilidad. “Al igual que ocurre con los fármacos: si la dosis es baja, el efecto es nulo. En algunos casos, el ejercicio prescrito es tan ligero que equivale a un placebo”, explica el informe. La solución es tratar el ejercicio como una “prescripción médica de precisión”, individualizada y supervisada.

Compresión de la morbilidad: más años saludables

Uno de los conceptos clave del consenso es la compresión de la morbilidad: acortar al máximo los años de discapacidad en la vejez y maximizar los años de vida con buena salud. Según la evidencia, programas estructurados de ejercicio pueden añadir hasta diez años de vida saludable, superando los beneficios de muchas intervenciones farmacológicas.

El consenso propone planes individualizados que incluyen:

  • Evaluación integral: Determinar el estado de salud, capacidades y riesgos individuales.
  • Programas estructurados: Combinar ejercicios aeróbicos, entrenamiento de fuerza y equilibrio.
  • Objetivos centrados en el paciente: Adaptar los planes a las preferencias individuales para aumentar la motivación.
  • Programas multicomponentes: Integrar tareas físicas y cognitivas para fortalecer la agudeza mental.

No solo es prevención: el ejercicio como tratamiento

El consenso destaca que el ejercicio no solo previene enfermedades, sino que también las trata. En adultos mayores con fragilidad o sarcopenia (pérdida muscular severa), el entrenamiento de fuerza progresivo y el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) han demostrado ser altamente eficaces. Además, el ejercicio puede complementar tratamientos farmacológicos para enfermedades como el párkinson y trastornos cardiometabólicos, potenciando su efectividad y reduciendo efectos adversos.

Sustituir medicamentos por ejercicio

La polifarmacia –uso de múltiples medicamentos– es un problema frecuente en adultos mayores. El consenso enfatiza que el ejercicio puede, en ciertos casos, reemplazar o reducir la necesidad de medicamentos para afecciones como la hipertensión y la depresión, disminuyendo así la carga medicamentosa y los riesgos asociados.

Desafíos y oportunidades

A pesar de la evidencia, la prescripción de ejercicio físico sigue sin estar completamente integrada en los sistemas de salud. La falta de infraestructura y formación entre los profesionales de la salud son obstáculos clave. Sin embargo, iniciativas como Exercise is Medicine y programas comunitarios como VIVIFRAIL, respaldado por la OMS, demuestran que el ejercicio grupal mejora la capacidad funcional y reduce el riesgo de caídas en adultos mayores.

Una llamada a la acción

El consenso no es solo una guía, sino un manifiesto para repensar el manejo de las enfermedades en las personas mayores. “La fragilidad no es una excusa para evitar el ejercicio: es la razón definitiva para prescribirlo”, sentencia el documento. La meta es ambiciosa pero alcanzable: integrar especialistas en prescripción de ejercicio dentro del sistema de salud y normalizar el ejercicio como parte de los tratamientos médicos.

Como concluye el informe, “vivir más años no es suficiente si no podemos levantarnos cada mañana con ganas de vivirlos”. El ejercicio no es solo una opción; es la clave para una longevidad saludable y plena.

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