En un giro significativo en la saga diplomática entre Ecuador y México, la ministra de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, ha extendido una rama de olivo hacia el país azteca, expresando la disposición de su nación para entablar un diálogo con el fin de reestablecer las relaciones diplomáticas. Este gesto sigue a la reciente irrupción policial en la sede diplomática mexicana en Quito, donde se buscaba la detención de Jorge Glas Espinel, exvicepresidente ecuatoriano refugiado bajo el amparo del gobierno mexicano.
En una entrevista exclusiva con EFE, la diplomática ecuatoriana destacó la importancia de buscar un entendimiento con México, especialmente tras la victoria electoral de Claudia Sheinbaum Pardo, quien sucederá en la Presidencia a Andrés Manuel López Obrador. Sommerfeld enfatizó la postura abierta de Ecuador al diálogo, subrayando que la ruptura de relaciones diplomáticas fue una acción unilateral por parte de México.
Sommerfeld también reveló que México propuso a Suiza como intermediario, una oferta que Ecuador ha aceptado con cautela, prefiriendo llamarlo «un canal de comunicación diplomática» en lugar de un mediador convencional. Destacó la disposición ecuatoriana para resolver la situación a través del diálogo, aunque reconoció la reticencia del gobierno mexicano, que hasta el momento ha mostrado una preferencia por resolver el conflicto en la Corte Internacional de Justicia en La Haya.
El trasfondo de la disputa, según Sommerfeld, se remonta a una serie de desencuentros previos entre ambos países. Mencionó incumplimientos por parte de la embajada mexicana y del propio presidente de México desde diciembre, incluyendo la consideración de Glas como «huésped» de la embajada y las controvertidas declaraciones de López Obrador relacionando eventos trágicos en Ecuador con resultados electorales.
Este conflicto diplomático, que ha alcanzado su punto crítico con la irrupción en la embajada mexicana en Ecuador, representa un desafío para la estabilidad regional y las relaciones entre dos naciones históricamente cercanas. A pesar de las tensiones, Sommerfeld manifestó el optimismo de Ecuador por una eventual resolución basada en la justicia y el equilibrio.
En medio de estas declaraciones, queda claro que el camino hacia la reconciliación entre Ecuador y México está pavimentado con obstáculos políticos y legales, pero las señales de apertura al diálogo ofrecen un rayo de esperanza en medio de la tormenta diplomática.