Por Bruno Cortés
El Congreso de la Unión está en ebullición, y las palabras de Federico Döring Casar, diputado del PAN, no han pasado desapercibidas. Döring, conocido por su férrea postura en defensa de las causas sociales, ha salido al ruedo para marcar distancia y establecer un muro de resistencia ante los posibles cambios que se avecinan con la administración de Claudia Sheinbaum Pardo, la nueva presidenta electa.
En un reciente comunicado, Döring dejó claro que, bajo el nuevo gobierno de Morena, él y su partido están listos para hacer frente a cualquier intento de desmantelar los logros alcanzados durante los gobiernos del PAN en este siglo. “Vemos que nuevamente viene un Estado autoritario”, afirmó con determinación. Según él, es momento de ser la voz de los ciudadanos que se oponen a lo que consideran una amenaza para la Constitución.
Döring se ha desmarcado como un defensor de los avances logrados por su partido, asegurando que el PAN ha sido el verdadero motor de transformación del país. En su visión, la resistencia no solo es una opción, sino una obligación para hacer frente a lo que percibe como un retroceso en los valores democráticos y legales del país.
La tensión no se ha quedado en el plano de las palabras. Döring también se ha dirigido al Presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, a quien ha acusado de ser un “violador serial del Estado de derecho”. Según él, esta actitud será una de las herencias más negativas del actual gobierno, y se compromete a defender con firmeza la integridad del sistema judicial.
Un punto de fricción adicional ha sido la falta de comunicación entre la nueva administración y su bancada. Döring ha criticado a Sheinbaum por no tener la cortesía de reunirse con los representantes del PAN para discutir agendas y prioridades. Para él, esta falta de diálogo es una “burda grosería política” que refleja un patrón de desdén hacia la oposición, algo que ya había observado durante el tiempo de Sheinbaum como jefa de Gobierno en la Ciudad de México.
La situación en el Congreso se perfila como un escenario de intensas negociaciones y posibles confrontaciones. Mientras tanto, Döring y el PAN parecen decididos a defender sus principios con uñas y dientes, marcando una clara línea divisoria con la administración entrante y sus propuestas. Así, el futuro legislativo de México promete ser una arena de desafíos y debates en los próximos meses.