Ayer, dos sismos casi consecutivos sacudieron las costas de Guerrero, los cuales fueron perceptibles en la Ciudad de México sin causar daños ni activar la Alerta Sísmica. Ante la pregunta de por qué no sonó la alerta, existen varias razones técnicas y operativas que explican esta situación.
Primero, la Alerta Sísmica de la Ciudad de México se activa automáticamente cuando un sismo cumple ciertos parámetros establecidos. Según el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), la alerta se dispara si el sismo tiene una magnitud mayor a 5.0 y su epicentro se encuentra a menos de 170 km de la capital. Si el sismo no alcanza estos niveles, el sistema no activa la alerta, aunque el temblor haya sido percibido.
Otra posible razón es la cobertura geográfica del SASMEX. Hay áreas en el país, incluidas algunas zonas de la Ciudad de México, que no están dentro del radio de detección del sistema. Esto significa que, aunque el sismo pueda ser detectado en otras partes del país, no necesariamente activará la alerta en todas las áreas metropolitanas.
Además, el algoritmo del sistema realiza una evaluación de la energía liberada por el sismo para determinar si representa un riesgo suficiente como para activar la alerta. Incluso si el sismo cumple con los parámetros de magnitud y distancia, si el algoritmo no estima un peligro inminente, la alerta no se activará.
En casos donde el epicentro del sismo está muy cerca de la Ciudad de México, las ondas sísmicas pueden llegar tan rápido que la alerta no puede activarse con suficiente anticipación para advertir a la población. Esta limitación tecnológica se debe a la velocidad de propagación de las ondas y la necesidad de evaluar adecuadamente la amenaza.
Finalmente, problemas técnicos como fallas en los altavoces o en el sistema de alerta pueden impedir que suene la alarma cuando es necesario. A pesar de los esfuerzos por mantener el sistema en óptimas condiciones, estas fallas pueden ocurrir y afectar la efectividad de la alerta.
En resumen, la falta de activación de la Alerta Sísmica en la Ciudad de México después de los recientes temblores se debe a una combinación de factores técnicos y operativos, incluyendo los parámetros específicos del sistema de alerta, la ubicación del sismo y posibles problemas en los equipos. Esta situación subraya la complejidad de los sistemas de alerta temprana y la importancia de su continua mejora y mantenimiento para la protección de la población ante eventos sísmicos.