CDMX a 13 de febrero, 2024.- En el torbellino de la campaña presidencial mexicana, un inesperado desencuentro entre la música y la política ha capturado la atención del público. Xóchitl Gálvez, candidata del PRI-PAN-PRD, recientemente presumió en sus redes sociales el supuesto apoyo de Molotov, una de las bandas de rock más emblemáticas de México, a través de una canción que habría sido compuesta para su campaña a la gubernatura de Hidalgo en 2010. Este gesto buscaba no solo reforzar su conexión con el electorado joven y dinámico, sino también proyectar una imagen de respaldo cultural y artístico en su aspiración a la Presidencia.
Sin embargo, Molotov, conocida por su postura crítica y contestataria hacia el establishment, rápidamente se deslindó de cualquier vinculación con campañas políticas. A través de un comunicado en sus redes sociales, la banda enfatizó que, por su filosofía, nunca han apoyado ni apoyarán a candidatos de elección popular. Además, acusaron el uso no autorizado de sus canciones en las presentes campañas, subrayando su permanente actitud crítica hacia las deficiencias y áreas de mejora en la sociedad.
Este incidente no solo pone de manifiesto las complejas interacciones entre cultura, arte y política en México, sino que también refleja la sensibilidad existente en torno al uso de la imagen y obra de artistas en el marco de las contiendas electorales. La banda hizo un llamado a las autoridades electorales para que estén al pendiente de cualquier uso no autorizado de sus canciones e imagen, subrayando su compromiso con la integridad artística y la independencia frente a movimientos políticos.
El episodio ha generado un amplio debate en las redes sociales y en los medios de comunicación, poniendo en relieve la importancia de la autoría y el consentimiento en el uso de obras artísticas en campañas políticas, así como la necesidad de respetar la posición de los artistas respecto a su involucramiento en la política.