En un sorprendente hallazgo en la playa de Blue Anchor, Somerset, una niña británica y su padre descubrieron una mandíbula fósil que pertenece a lo que podría ser uno de los reptiles marinos más grandes que jamás hayan existido. El descubrimiento, realizado en 2020 por Ruby Reynolds y su padre Justin Reynolds, ha capturado la atención de la comunidad científica mundial.
Los investigadores han identificado el fósil como parte de un ictiosaurio, un tipo de reptil marino que dominó los océanos durante la era de los dinosaurios. El hueso, específicamente un surangular, pertenece a una nueva especie y género nombrados Ichthyotitan severnensis. Según estudios recientes publicados en la revista PLOS ONE, este gigantesco ictiosaurio medía entre 22 y 26 metros de largo, lo que lo coloca en la misma categoría de tamaño que algunas de las mayores ballenas barbadas actuales, incluyendo la ballena azul.
El hallazgo es significativo no solo por el tamaño del reptil sino también por el contexto paleontológico. Los ictiosaurios, que evolucionaron de ancestros terrestres y vivieron aproximadamente 160 millones de años antes de extinguirse hace unos 90 millones de años, eran predominantemente carnívoros y conocidos por dar a luz crías vivas.
El descubrimiento de Ichthyotitan sólo se ha hecho a partir de dos mandíbulas encontradas; la segunda se descubrió en 2016 en Lilstock, también a lo largo de la costa de Somerset. El papel de Ruby en el descubrimiento ha sido particularmente notable, comparándola con Mary Anning, una renombrada cazadora de fósiles y anatomista británica del siglo XIX.
Dean Lomax, paleontólogo y autor principal del estudio, destacó la magnitud del descubrimiento. “Es bastante notable pensar que ictiosaurios gigantescos, del tamaño de una ballena azul, nadaban en los océanos alrededor de la época en que los dinosaurios caminaban sobre la tierra en lo que hoy es el Reino Unido durante el Período Triásico”, comentó.
Ruby y su padre han participado activamente en el análisis posterior y son coautores del artículo científico que formaliza el descubrimiento. “Ha sido una experiencia increíble, esclarecedora y divertida trabajar con estos expertos», expresó Justin Reynolds. La contribución de la familia Reynolds a la paleontología ha sido tanto una aventura educativa como una emocionante contribución a la ciencia.