En una revelación arqueológica que fascina a expertos y turistas por igual, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México anunció el descubrimiento del «Tesoro de Alacranes», un hallazgo invaluable que data del siglo XVIII. Este tesoro, compuesto por 420 piezas de joyas de oro, esmeraldas, diamantes y otras piedras preciosas, fue encontrado en el Arrecife Alacranes, ubicado en las aguas de Yucatán, un área conocida por ser una trampa mortal para la navegación.
Según declaraciones de la arqueóloga Helena Barba, responsable de la Oficina Península de Yucatán del Centro INAH Campeche, este descubrimiento es parte de un esfuerzo continuo por explorar una región donde se han documentado 39 naufragios en las últimas dos décadas, representando apenas un pequeño porcentaje de lo que podría estar aún por descubrir en el fondo marino.
El «Tesoro de Alacranes» actualmente se encuentra en exhibición en el Museo de Arqueología Subacuática Fuerte de San José El Alto, administrado por la Secretaría de Cultura del INAH en el estado de Campeche. Esta colección no solo fascina por su valor material, sino por lo que representa: un testimonio vivo del comercio y las rutas navales del siglo XVIII, que conectaban a Europa con las Américas.
Las 211 piezas de oro, esmeraldas, diamantes y otras gemas preciosas revelan un vistazo a la vida cotidiana de aquellos que viajaban en las embarcaciones de la época. Entre los objetos recuperados se encuentran anillos, dijes, mancuernillas, botones, mondadientes y cadenas, además de elementos relacionados con el culto católico, como medallas, rosarios de oro y coral rojo, y relicarios.
Según los análisis realizados, el oro encontrado es de 24 quilates y podría provenir de regiones como Panamá, Venezuela, Colombia u Oaxaca, México. Los diamantes, por su parte, se cree que tienen origen brasileño. El descubrimiento también incluyó artefactos de la nave, como recubrimientos de plomo del casco, clavijas de bronce, instrumentos de navegación y hasta pertrechos de guerra.
El pecio al que pertenece este tesoro, conocido como Ancla Macuca, se remonta a la primera mitad del siglo XVIII y se presume de origen español. Este hallazgo no solo enriquece el conocimiento histórico, sino que también destaca la importancia del Parque Nacional Arrecife Alacranes, declarado en 1994 y ubicado a 140 km de la costa yucateca. Este parque alberga el arrecife más grande del golfo de México y es un testimonio vivo de los naufragios que marcaron la historia colonial en la región.
Para los interesados en visitar este fascinante museo, el acceso es gratuito para nacionales, niños menores de 13 años, estudiantes, profesores, personas de la tercera edad y personas con discapacidad. Los visitantes extranjeros pagan una cuota nominal, y se recomienda no perderse la oportunidad de explorar las seis salas del museo, que abarcan desde la Arqueología Subacuática hasta la vida submarina en la península de Yucatán y la conexión de la cultura maya con el agua y el inframundo.
El descubrimiento del «Tesoro de Alacranes» no solo enriquece el patrimonio cultural de México, sino que también invita a reflexionar sobre la rica historia marítima de la región y la importancia de su preservación para las generaciones futuras.