El mango, esa fruta exquisitamente dulce y jugosa que es un símbolo del trópico, es mucho más que un simple deleite al paladar. Según investigaciones realizadas por la nutrióloga Laura A. de la Rosa en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo en Hermosillo, Sonora, el mango ofrece un abanico de beneficios para la salud que abarca desde el fortalecimiento del sistema inmunológico hasta la promoción de una piel saludable.
Este fruto es un verdadero tesoro nutricional, rico en vitaminas C y A, fibra, antioxidantes, y ácidos grasos omega-3 y omega-6, cada uno desempeñando un papel crucial en el mantenimiento de la salud. La vitamina C, por ejemplo, es vital para la producción de glóbulos blancos que combaten infecciones, mientras que la vitamina A juega un papel esencial en la salud de la piel y la visión.
No solo mejora la digestión gracias a su contenido de fibra y enzimas digestivas, sino que también combate el estrés oxidativo y la inflamación en el cuerpo, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la diabetes y el cáncer. Además, los nutrientes específicos del mango, como la luteína y los antioxidantes, ofrecen protección contra enfermedades oculares y promueven la salud del corazón al reducir los niveles de colesterol LDL.
Incorporar el mango a la dieta diaria no solo es una forma deliciosa de disfrutar de los sabores del trópico, sino también una estrategia efectiva para mejorar la salud general y prevenir enfermedades. Ya sea en batidos, ensaladas o simplemente como una fruta fresca, el mango se presenta como un aliado indispensable para aquellos que buscan una vida más saludable.